jueves, julio 31, 2014

Otra perspectiva para el cambio social.

Hoy día, cuando en nuestra América se habla de revoluciones y de cambios radicales surge la pregunta de si estamos dispuestos a cambiar el orden establecido por uno diferente. Obviamente que la respuesta pasa por preguntarnos como sería ese orden que sustituiría al orden existente. Obviamente la respuesta debe ser un orden más justo que permita a los seres humanos vivir mejor. Una de las respuestas más frecuentes es el cambio del modelo capitalista por el modelo socialista, pero hemos visto que hasta ahora ha sido difícil hacer viable una sociedad basada en los esquemas tradicionales de este modelo.

Sin embargo, países como Brasil, Ecuador y Chile han implementado una serie de reformas que han logrado disminuir los problemas más críticos de las sociedad de esos países, es decir la pobreza extrema, la distribución de las riquezas, la atención primaria en salud y educación. Pero en líneas generales el esquema capitalista se sigue manteniendo y no se puede hablar realmente de un cambio revolucionario. 

Los otros ejemplos de revoluciones son los los de Cuba, Venezuela y Bolivia.  Cuba apostó por el modelo marxista leninista y a pesar de haber intentado construir una sociedad no capitalista no ha podido erradicar completamente  a este sistema y al Estado intentar controlar la economía se han producido una serie de distorsiones que impiden el avance de los cambios hacia la sociedad ideal. Venezuela está siguiendo un esquema semejante al de Cuba y ha tenido problemas similares a los de la isla. Bolivia por otra parte ha mantenido un programa  de cambios que en parte sigue la ruta de los dos países antes señalados, pero además se ha nutrido con la ideología de las civilizaciones ancentrales de loa Andes.  

La filosofía milenaria de los pueblos originarios hace énfasis en una sociedad en la que se tiene una concepción dual de la sociedad, no solamente reina la razón, sino también las emociones, el hombre no se puede concebir según esta doctrina sino como parte de la naturaleza, la Pacha Mama, con quien se debe establecer un pacto de respeto y amor; las relaciones entre los hombres  deben estar enmarcados en la idea de vivir bien, lo cual pasa por relaciones justas y fecundas entre pares. Esta concepción hace que se cree un nuevo paradigma de sociedad en el que el cambio de las superestructuras, sino que presupone un cambio de mentalidad en los individuos.   

Considerar a la naturaleza parte del problema y de la solución podría ser entonces una vía para la construcción de una sociedad diferente, donde el ideal revolucionario no sólo se miré a través del cristal de la economía, sino que se miren también las relaciones entre la sociedad y su hábitat, o ciñendo a  la sociedad se  como un ente en el cual quienes participan son titulares de obligaciones entre pares que buscan el ideal de vivir bien, lo cual significa que cada quien pueda desarrollar un proyecto de vida en el cual no sólo pueda aportar con el trabajo al fortalecimiento de los vínculos interpersonales y a la  conciencia de ser parte no sólo de la sociedad, su no también del planeta, pues los seres humanos al estar dotados  de conciencia y emociones tenemos la importante misión de mirar  nuestro medio ambiente como el templo sagrado de nuestra existencia y actuar en consecuencia.   

lunes, julio 28, 2014

¿El diablo es buena persona?

En varias oportunidades me  he referido al diablo o al demonio en mis artículos. En realidad mi creencia es para expresarlo en palabras sencillas es simplemente que el demonio no es sino la personificación de las energías negativas del hombre. En mis esquemas mentales no cabe la idea del demonio como un ser personificado que encarna todo el mal y que es capaz de materializarse. Pero en realidad lo que yo piense poco importa. Sólo basta con saber que hay ciertos valores y ciertas normas de conducta que debemos respetar y practicar para vivir en paz con nuestras conciencias.

Sin embargo hoy quiero comentar un programa de la serie Alíenígenas Ancestrales que trasmite el canal The History Channel, en el que se sugiere que existe una conspiración contra el demonio desde tiempos inmemoriales y se preguntan si el Diablo es realmente malo. La pregunta surge al señalar que el demonio, Satanatanael, Semiasa o Lucyfer el único pecado que cometieron fue civilizar a la humanidad dándole a comer el fruto del árbol prohibido, que según las escrituras es el árbol del conocimiento.   

Según la teroria que se esboza en el programa los demonios, que obviamente eran extraterrestres  no se separaron de Dios no por odio ni arrogancia sino para ayudar a la humanidad. En el documental se presenta el análisis de las sagradas escrituras, relacionandolas con el libro de Enoch y otros evangelios apócrifos que forman parte del llamado conocimiento o gnosis, pero además lo relacionan con los mitos y leyendas de los incas, los aztecas, los egipcia y los griegos.

Profesores de universidades, sacerdotes y pastores son presentados para llegar a una conclusión: "en cierto modo Satanás no es tan malo, no puede existir el bien sin el mal, no puede existir luz sin oscuridad..." Creo que no vale la pena seguir analizando el contenido del documental, pues estamos seguros que al final lo que trata de hacer es descalificar a quienes creen en un Dios bueno y todo poderoso.     

domingo, julio 27, 2014

Los obstáculos de la revolución

El fundamento de la revolución es la crisis. Partimos del caos para buscar el orden, un nuevo orden, con valores supremos como la justicia, la igualdad, la fraternidad y la paz social. Para llegar allí se deben transitar caminos sinuosos, llenos de contradicciones lo cual supone sacrificio y entrega. El concepto de patria adquiere una dimensión  metafísica, es el bien supremo que unifica y cohesiona al pueblo, por ello no importan los sacrificios ni las carencias mientras el concepto de patria este claro entre la militancia que debe permanecer unida en el objetivo que no es otro que superar la crisis para construir una nueva sociedad. 

El sigunte problema surge en el momento de construir la nueva sociedad ¿como unificar las ideas de los millones de habitantes de la nación? Aquí aparece la figura del líder, en este caso contamos inicialmente con un individuo de formación militar, en quien  vamos a encontrar una concepción vertical del mando, así se estarán ejerciendo no funciones de gobierno, sino de comando sobre el país, lo cual supone la obediencia al líder. 

Pero ¿quien le da las órdenes al líder, quien lo comanda? La propuesta que se nos presenta  es la creación de mecanismos de participación por medio de los cuales se tratan de legitimar todas las acciónes revolucionarias, surge allí el concepto de democracia directa, que coloca al líder bajo las directrices dadas por el colectivo a través de las leyes y los mandatos originados en consultas, plebiscitos y otras expresiones del llamado poder popular. 

Finalmente nos encontramoa frente un nuevo problema: ¿como hacer que el país no se convierta en un monstruo de mil cabezas? La respuesta es sencilla semánticamente, pero no tanto a la hora de ponerla en práctica: la unidad. Este es un anhelo de la revolución, que todo el pueblo esté unido en torno a las ideas de cambio ¿pero cómo se logra eso? En primer lugar con la capacidad de persuasión  del líder, en segundo lugar con el uso eficiente de los medios de comunicación social y finalmemte través del sistema de educación formal. 

Pero surge un último problema ¿como lograr que todo no desemboque en nuevos mecanismos de dominación en el que surja una nueva clase dominante y una nueva clase oprimida?  La Constitución de 1999 habla de dos nuevos poderes para potenciar el esquema tradicional de la separación de poderes de Rousseau, el poder moral y el poder electoral, el primero de ellos integrado por órganos de contraloría  y defensa popular. Lamentablemente hasta ahora la independencia de esos poderes ha sido cuestionada y no se ha logrado establecer un verdadero régimen de separación de poderes en Venezuela.

 La justificación que podría darse a la falta de independencia de los poderes es que estamos en una etapa de transición revolucionaria en la cual ciertos mecanismos democráticos no han sido totalmente  desarrollados y si se llegase a someter el control del gobierno a órganos controlados por quienes manejaron el viejo esquema que trata de superarse obviamente caeríamos en un colapso provocado de la nueva institucionalidad, pero ¿quien asegura que no se está cayendo en los mismos vicios que produjeron la crisis del Estado y que ello no pueda llevarnos a la instauración de un régimen fascista? 

sábado, julio 05, 2014

El mundial.

El fútbol despierta pasiones, eso es indudable. Aun quienes conocemos poco de este deporte cada cuatro años nos convertimos en aficionados. Brasil, Argentina, Alemania, Holanda y España dejan de ser países para convertirse en equipos de los que podemos ser hinchas o por los que apostamos en las quinielas. Las ciudades se paralizan cuando juegan los favoritos, lo jugadores se convierten en verdaderos ídolos, la sintonía de los canales de televisión y de las emisoras de radio que trasmiten los partidos se dispara, los periódicos que comentan los juegos se agotan y los problemas políticos se olvidan.

La fiebre mundialista es tan grande que se inicia con las eliminatorias uno o dos años antes, allí comienzan los sueños. Países como Venezuela, Costa Rica o Ecuador que no han tenido tradición mundialista comienzan a soñar con llegar al torneo. Algunos llegan. En Argentina, Brasil, Uruguay, España, Italia, México o Alemania se apuesta por la copa para su selección. En Colombia se sueña con llegar a octavos o a cuartos de final. Durante el torneo aparecen las estrellas o cracks que se convierten en ídolos. Se gastan millones en los Paninis, en las franelas de las selecciones, en banderas y balones. Las calles de los barrios se convierten en canchas improvisadas en las que niños y adolescentes dejando volar la imaginación juegan sus mundiales. En las escuelas y colegios se hacen torneos y los equipos son países.

Colombia este año tuvo la experiencia de tener un equipo que llevó a su gente y a muchos más en el continente a soñar con el triunfo de una selección que estuvo a la altura de los grandes. Un crack con el número diez pasó a ser ídolo de niños y de grandes. Una imagen fresca, celebrando sus goles con bailes, orgulloso de su nombre de pueblo James, pronunciado como se escribe en en español, no en inglés, lo que dice mucho de su persona; un colombiano auténtico, honesto, bregador, humilde pero orgulloso de su bandera. 

Quizá muchos esperábamos más de nuestros equipos, pero la realidad es que dieron todo. Brasil, Colombia, Argentina, Costa Rica y todo el continente puede estar satisfecho de sus selecciones  y de sus hombres. Queda hoy además una extraordinaria  imagen que resume el espíritu de la copa: el brasilero  David Luiz y el colombiano James cambiando sus camisetas, abrazados en una demostración de hermandad deportiva después del encuentro, haciendo ver que la derrota no fue tal y que el triunfo fue de todos. Esperamos con ansias la final y comenzamos a apostar por nuestros equipos para el próximo mundial.