sábado, febrero 27, 2016

El fracaso del nuevo socialismo.

El fracaso del nuevo socialismo.

Hace ya casi veinte años un sociólogo llamado Heinz Dieterich lanzó una teoría que pretendía ser la respuesta a quienes hablaban del fracaso de los sistemas socialistas que trataron de construirse en el siglo XX, era el ya conocido socialismo del siglo XXI que sirvió de inspiración a los gobiernos progresistas de América Latina y de base al experimento de Hugo Chávez en Venezuela con la llamada revolución bolivariana que hoy aparece fracasada y en vías de extinción.

El experimento fundamentado en el socialismo del siglo XXI se desarrolló dentro del esquema de la posibilidad de una revolución pacífica en la que el poder podía alcanzarse utilizando las posibilidades de acceso que daban  los sistemas democráticos e iniciando una reforma profunda de las bases institucionales de estos para crear nuevas estructuras que daban paso a la democracia directa, lo que Chávez llamó la democracia participativa y protagónica. 

En esencia se quizo dar vida a un sistema en el cual la toma de decisiones pudiese pasar de las cúpulas políticas a las bases populares a través de una nueva organización que de alguna manera recordaba la llamada revolución verde de Muhamar Gadafi, lo cual se manifestó inicialmente en los llamados círculos bolivarianos, luego en los concejos comunales y las comunas y finalmente en unos nefastos colectivos armados que tenían como objetivo imponer por la fuerza lo que no había podido lograrse a través de los procesos democráticos por razone que no entraremos a analizar. 

En resumidas cuentas todo se ha tratado de un experimento social que obviamente fracasó, entre otras cosas porque la base del nuevo sistema debió haber sido tener una sociedad capaz de entender el proceso como una forma de reorganizar la sociedad dentro de un esquema de mayor solidaridad y de mayor participación de las bases. Pero ocurrió lo contrario; con honrosas excepciones los dirigentes del proceso se corrompieron y comenzaron a abusar del poder y a enriquecerse de una forma grosera.

El gobierno revolucionario ha tratado de responsabilizar por todos los medios a la oposición de su propio fracaso aduciendo que se desataron en el proceso las fuerzas de la contrarrevolución, las cuales en teoría debían ser el efecto de la reacción de una clase desplazada y despojada de sus medios de producción; pero en realidad lo que hemos visto es que los gobernantes han tratado de apropiarse de los medios de producción  y de los privilegios que da estar en el poder. El burdo enriquecimiento de los Kirchner en Argentina es ejemplo de ello, al igual que el de los dirigentes de la revolución en Venezuela y hasta el de loa líderes indígenas en Bolivia.

Hemos sido testigos del enriquecimiento de líderes campesinos que tomaron las banderas de los consejos  comunales y que terminaron juzgados por tribunales penales; pero que no llegaron a ser castigados, pues la nueva estructura judicial también apareció contaminada por,la,politiquería y la falta de reglas claras. El fracaso del experimento del socialismo del siglo XXI es estruendoso y habrá de analizarlo a profundidad, pero deberá tomarse en cuenta que no se trata de algo que está manifestándose ahora, sino que viene ocurriendo desde los inicios de los gobiernos que trataron de seguir el esquema teórico que fracasó y que al ver la inviabilidad del sistema trataron de apoyarse en el fracasado esquema del socialismo real.

La experiencia vivida ha sido difícil, el objetivo altruista era construir una sociedad más justa, pero se impusieron los proyectos personales de los políticos a quienes al final solo le convienen  los cambios en la medida que estos no apliquen para su entorno.  La sociedad debe seguir evolucionando, pero quizá el único medio de hacerlo es educando a las próximas generaciones, insistiendo en los valores que deben apuntalarse para construir un mejor mañana en el que reinen la paz, la justicia y la solidaridad y esto solo es posible dentro de un esquema democrático, sin imposiciones a la fuerza ni colectivos armados.

jueves, febrero 18, 2016

Paquete

La pregunta no es si los problemas económicos se resolverán, la pregunta es si las medidas evitarán el desmoronamiento del régimen. El principal problema no es la inflación ni él desabastecimiento, sino la corrupción. 

miércoles, febrero 17, 2016

La amnistía es para todos

La Asamblea Nacional de Venezuela trabaja en la aprobación de una Ley de Amnistía para los presos políticos. Con la mayoría que tiene la oposición en el parlamento esta iniciativa de este grupo político puede darse por hecho que será aprobada sin mayores dificultades, lo difícil será que al entrar en vigencia la Ley pueda ser cumplida a cabalidad, pues es probable que el TSJ la declare inconstitucional por considerarla inconstitucional.

La inconstitucionalidad será alegada irónicamente porque se considerará que la amnistía se dará a personas supuestamente incursas en violaciones a los derechos humanos, ya que los expedientes de los presos políticos han sido fabricados teniendo cuidado que tal circunstancia aparezca como base de los procesos. La argucia legal solo pudo ser construida en base a la experiencia que dan los más cincuenta años del régimen castrista, principal asesor del gobierno venezolano.

Quienes conocemos algo de derecho sabemos que la llamada verdad verdadera no necesariamente tiene que coincidir con la verdad procesal; esto es, que se tendrá por cierto lo que se pruebe en el proceso independiente que los hechos no resulten ser realmente ciertos, pero que tal circunstancia no quede probada en autos. En muchos de los casos por los cuales se están juzgando a los presos políticos es sabido que las pruebas han sido fabricadas para probar violaciones de derechos humanos y delitos  que realmente no se cometieron; pero al caer en manos de una justicia mediatizada no podremos esperar otra cosa que una sentencia que rechace el proceso de amnistía  dado el rango constitucional de la protección de los derechos humanos,

El juego nuevamente quedara trancado, los perjudicados seguirán siendo los presos políticos, pero también el resto del colectivo,  cuyos derechos humanos poco importarán a los encargados de juzgar sobre la procedencia de la nueva Ley. La única salida sería el cambio de las autoridades judiciales o el cambio del régimen en general, lo cual solo parece posible a través de un acto de fuerza, lo cual haría perder legitimidad al legislativo y podría dar origen a reacciones que pongan fin a su actual estructura y acabando con la esperanza de la toma del  rumbo democrático. 

Ante la posición asumida por los factores de poder cercanos al gobierno la única salida será hacer valer los derechos ciudadanos a través de métodos poco ortodoxos, se habla de salir a la calle a alzar las voces en contra de la injusticia, pero hasta ahora no existe una voluntad manifiesta de hacerlo ni ha aparecido una  organización política capaz de diseñar y  promover acciones contundentes. Las experiencias de años anteriores han servido para amedrentar a la población que en realidad lo que quiere es paz y posibilidades para construir un futuro mejor en lo particular y en lo colectivo. 

lunes, febrero 08, 2016

Crisis en la crisis.

Los indicios del agravamiento de la crisis económica en Venezuela son cada vez mayores, la gente se prepara para un desabastecimiento aún mayor del que se ha vivido; las causas están intactas,  a la falta de divisáis para la importación de bienes de primera necesidad, la,escasez, de insumos para la producción nacional en una industria ya disminuida por políticas estatales que cerraron paso a la empresa privada y una gerencia torpe, corrupta e ineficiente en las empresas del  Estado,  las cuales  se suponía irían a suplir el vacío dejado por la política de expropiaciones y la baja rentabilidad inducida en forma artificial por el gobierno socialista.

El medio del sombrío panorama económico hay una gran crisis política que se tiene raíces en la caída de la popularidad del régimen que por casi dos décadas ya gobernó al país y que prometió a los venezolanos vivir en un mar de felicidad, pero que en la práctica lo que trajo fue más corrupción y el surgimiento de una nueva clase gobernante llena de privilegios y prebendas. Pero el pasado mes de diciembre Venezuela votó por una nueva asamblea, lo cual ha constituido el primer paso para recuperar una institucionalidad que se había perdido y retomar así una senda más democrática.

En medio de la gran cantidad de errores políticos cometidos por la oposición durante los años de revolución debemos abonarle un gran  espíritu de resistencia en aras del cual se logró cerrar el paso a un proyecto hegemónico que logró adueñarse de todos los poderes del Estado, los medios de comunicación y buena parte de los medios de producción dejando además un saldo de presos políticos amén  de unas cuantas  muertes, en su mayoría de jóvenes que osaron hacer frente al régimen. Pero la labor de la oposición no está concluida, apenas comienza. 

El diagnóstico está dado: el ejecutivo no puede seguir en manos de quienes destruyeron al país, pero tampoco se puede seguir con un aparato judicial parcializado  a favor del gobierno, unas autoridades electorales en las mismas condiciones y una fuerza armada partidizada; no hablar de la defensoría del pueblo, la fiscalía y la contraloría. Pero los procesos se ha demostrado que son lentos y engorrosos; los cambios esperados no se pueden dar de un día para otro si han de hacerse dentro del marco constitucional. Se debe tener paciencia, pero la crisis económica  ahora comienza a jugar en contra de la oposición, al menos eso es lo que quiere la dirigencia oficialista que ocurra. Las posibilidades de una explosión social o de una salida de fuerza encabezada por militares pasan a ser factibles y el desenlace impredecible.

Ya se ha anunciado una reforma a la Constricción para recortar el periodo del presidente, pero habrá de esperarse un año para que pueda generarse el cambio de gobierno, mientras el hambre aumenta, la corrupción sigue campante, la paciencia se acaba y la paz social peligra. Una buena porción de la sociedad está decidida a seguir con el cambio sin dar marcha atrás, pero el gobierno trata de sobrevivir usando sus tácticas de siempre.  Sólo queda esperar que que reine la sensatez y que los cambios se den con el menor trauma posible.