miércoles, abril 18, 2012

El epílogo.

Oficialmente no sabemos nada, los rumores dicen que el presidente está en las últimas, el cáncer ha invadido más que su hígado o su páncreas, la lengua de quienes se encargan de dispersar la información no oficial. Hay quienes dicen que reaparecerá hablando de un milagro que lo trajo de nuevo a la vida, será su segunda resurrección siguiendo un libreto digno de una telenovela de los ochenta, otros dicen que un gesto de supremo estoicismo enfrentará la campaña para ganar las elecciones y salvar la revolución, mientras que hay también quienes dicen que ya están buscando el candidato que lo sustituirá. Mientras hay quienes aseguran que vieron llorar a Evo Morales por Chávez, otros hablan de la entrevista que Lugo dio a un canal de TV y que debió ser suspendida cuando se le quebró la voz por la tristeza, otros juran que oyeron decir a uno de sus más cercanos colaboradores que el hombre esta jodido y con el todo su séquito. Sus adversarios no se atreven a festejar, pero no pueden esconder cierta expresión de alegría que se percibe en la voz, en los ojos o en algún gesto extraño que se les escapa. No falta quien diga que le desea salud para verlo derrotado en octubre y enjuiciado por crímenes que le atribuyen. Trece años han pasado y quizá nunca se había visto tan cerca el final a no ser de en 2.001 cuando no hubo quien le metiera el tiro de gracia cuando creyeron haber acabado con su gobierno, ya nadie habla del 2.021, el llora en la iglesia pidiendo una cruz o una corona de espinas a cambio de unos años más de vida. Le tocará a Fidel Castro enterrarlo? Lo sucederá un gorila de derecha o uno de izquierda? Seremos capaces de asumir civilizadamente la transición o incendiaremos al país? Saldrán sus opositores a festejar su muerte? Atacaran sus seguidores a los que festejen? Muchas preguntas surgen, quizá lo mejor seria que solo fuese un sainete y que reapareciera sano, que quienes dicen que nunca tuvo nada y que sus cambios físicos obedecen a un plan macabro para remover las fibras sentimentales del pueblo, pero la realidad parece ser otra y habrá que enfrentarla con inteligencia. Enviado desde mi iPhone