domingo, febrero 15, 2015

Juan Bimba en el siglo XXI

Una caricatura del pueblo venezolano del siglo XXI lo muestra en chancletas de plástico, quizá vestido con unos jeans imitación de una marca famosa, una franela Vinotinto de la selección del país o una del Barça o del Real Madrid, cerveza en mano y escuchando un vallenato  posiblemente. Es lo que trata de hacer ver en el ABC de España un ilustre compatriota que ha soñado con una Venezuela de gente culta, bien trajeada, amante del buen cine, de la literatura y de la música académica.

Se trata de ver un estereotipo decadente, al que también pinta con unas botas militares con la suela abierta dejando ver los dedos de los pies; pero también podemos rescatar otra imagen de nuestro pueblo: aquellos jóvenes que luchan por sus ideales envueltos en el tricolor, marchando por la libertad o los abuelos que se ponen los zapatos de goma para acompañarlos en su caminar por un país mejor y que decir de esas mujeres que detrás de su belleza y su juventud dejan ver la angustia por el futuro o las madres que además de hijos tienen ideales.

El pueblo no sólo está en las empinadas escaleras de los barrios de Caracas, el pueblo está también en el campo, en las fábricas, en los vagones del metro, en las aulas de las universidades y las escuelas, en el quirófano o en el estrado de un tribunal, construyendo puentes, caminos y edificios, somos médicos, abogados, albañiles, miembros de etnias  ancestrales o hijos de inmigrantes, actores, farsantes, delincuentes, políticos, sacerdotes, monjitas, maestros, gente buena en su mayoría, jubilados, brujos, locos y cuerdos, millonarios y marginales.

Así es Venezuela y así su pueblo, hay llano, montaña, playa y desierto, hay calor y hay frío. Claro que a la hora de hacer una caricatura que sustituya a Juan Bimba cabría el hombre de las chancletas o el soldado con las botas rotas, pero el venezolano es mucho mas, es un pueblo que lucha por ideales, que para bien o para mal ha transitado con sus mil indumentarias por sendas insospechadas buscando un país mejor.    

jueves, febrero 05, 2015

El Reino de la Barbarie

El grado de civilización de una sociedad puede medirse por el grado de respeto que se tiene a los derechos humanos, esto si consideramos que la civilización es la capacidad de convivir en forma pacífica teniendo a la justicia como objetivo primordial. 

Originalmente la palabra civilización proviene del latín Civitas que quiere decir ciudadano refiriéndose a los titulares de Derchos y obligaciones, pero también entendemos por civilización al desarrollo de las tecnologías accesibles en determinados grupos sociales; sin embargo, el correcto uso de esas tecnologías también determina el grado de civilización, no podríamos por ejemplo llamar civilizada a una sociedad que disponiendo de tecnología la utiliza exclusivamente para explotar a sus ciudadanos.  

Desde este punto de vista podríamos decir que el mundo actual no ha llegado a un grado de civilización satisfactorio, pues a pesar de los avances tecnológicos las desigualdades sociales y los abusos de autoridad, así como el irrespeto a los derecho humanos es evidente. Esto no quiere decir que no se hayan hecho esfuerzos para encaminarse hacia la ruta de los Derchos Humanos y por ende al camino de la civilización.

Los mecanismos internacionales de defensa de los Derechos Humanos precisamente se han instituido para velar por la integración de los distintos países a este proceso; sin embargo, no parece existir en los gobiernos, aun de aquellos de los países más desarrollados de renunciar a su cuota de soberanía e independencia para someter su comportamiento a los dictámenes de los tribunales internacionales. 

Mientras haya niños con hambre; mientras exista esclavitud, aunque no esté institucionalizada; mientras existan tribunales que atiendan a órdenes politicas; mientras hayan desaparecidos; exista pena de muerte y ejecuciones extrajudiciales, no podremos hablar de que nuestras sociedades han alcanzado un grado aceptable de civilización.