martes, septiembre 20, 2016

Futurología

En este momento no tiene sentido alguno hacer juicios de valor sobre la situación de Venezuela, todos sabemos lo que ocurre y aún así seguimos atornillados a la situación actual. La propaganda oficial es altamente efectiva: la paz, la democracia, los derchos humanos y la justicia  han pasado de a ser verdaderas metas a ser simples consignas para trazar la ruta de los opositores, pero no para ser seguidas por los gobernantes 

Mientras los personeros del Estado violan todos los derechos de los ciudadanos  y pisotean los principios que pregonan m van atornillándose aún más en el poder; no importa que el presidente no sea popular, ni que las encuestas hablen de un altísimo porcentaje de rechazo al experimento revolucionario, pues se ha inducido a la gente a actuar dentro de unos parámetros en los cuales es más importante remarcar el carácter democrático de la respuesta popular que la efectividad de la protesta, esto aunado al hecho de que los opositores no tienen armas y mucho menos sectores de las fuerzas armadas que los respalden,  deja ver claramente que es muy difícil lograr una pronta salida al estado actual de las cosas, al contrario es previsible pensar que el proceso siga radicalizándose y que la reprensión con sus presos políticos n lugar de disminuir aumente.

Un pronóstico no muy optimista de una persona que maneja información de inteligencia dice que la revolución podría mantenerse en el poder por cincuenta años o más, lo cual no significa que no puedan cambiarse algunos nombres o que las políticas económicas no puedan modificarse puntualmente en forma temporal dado el descalabro económico que vive el país, pero en algo están claros los dirigentes es que la revolución no se entrega. La posibilidad de una salida violenta no se descarta, pero sin una dirigencia en la oposición que no sea maleable es muy difícil que llegue a darse pronto.

Él gobierno sigue magistralmente manejando al pueblo en base a esperanzas, pero ahora esas esperanzas son otros, no son una vivienda, o un carro chino o una nevera o una computadora, ahora la esperanza es un revocatorio o unas elecciones, que abran la frontera o que lleguen las bolsas de alimentos; ellos saben que todos tienen un precio y si hay alguien que no pueda ser comparado será acusado de traidor a la patria y terminará en prision esperando un juicio justo que se hará eterno y teminará con una condena y la formulación de nuevos cargos para alargar la privativa de libertad o el exilio necesario. 

Y para quienes creen que las cosas no pueden ser peores Colombia parece estar siendo entregada a los mismos franquiciantes que han llevado a Venezuela por los caminos del castrocomunismo. Brasil, Argentina, Perú y Chile pueden ser vistos como luces de esperanza, pero esos ejemplos son sólo muestras de que habiendo respeto a la institucionalidad las cosas pueden ser distintas y en Venezuela se ha tenido el cuidado de destruirla.

viernes, septiembre 09, 2016

Así estamos.

Cuando comencé a escribir hace ya casi 18 años mi idea era dejar un testimonio de lo que estaba viviendo y lo que estaba sintiendo  a sabiendas de que el país estaba sumido en un proceso histórico que prometía una serie de cambios que por decir lo menos se avizoraban interesantes; pero a pesar de haber acertado en muchas de mis apreciaciones nunca pensé que las cosas pudiesen llegar a lo que estamos viviendo hoy.

Es cierto que hemos vivido momentos en extremo difíciles en estos años, debemos recordar los movilizaciones de 2001, el paro petrolero, el revocatorio para salir de Chávez, las elecciones presidenciales signadas por acusaciones de fraude en contra de la oposición, la muerte de Chávez y el misterio que aún envuelve al no saberse con certeza cuando y donde ocurrió, las guarimbas de 2.014 que sufrimos en carne propia y que ha sido lo más cerca que hemos estado de una guerra; pero una  situación como la que se vive hoy nunca la habíamos visto,

La escacez de alimentos aunada a la falta de medicamentos, repuestos para los vehículos, el racionamiento de la gasolina en el Táchira, una inflación desbocada que se pronostica superará en el año el 700%, esto sin tomar en cuenta los efectos nocivos de la especulación, el mercado negro y una corrupción generalizada en la que hasta una botella de gas debe ser sobrepagads por un precio hasta diez veces el que tiene fijada da compañía nacionalizada que due distribuye el combustible doméstico.

Donde venden alimentos a precios regulados o donde venden ciertos productos que ya no se comercializan abiertamente, como pañales, toallas sanitarias, papel higiénico, aceite, pastas alimenticias, alimentos comcentrados para animales domésticos,  azúcar o arroz las filas de gente son cada vez más impresionantes; hay personas que duermen en las calles esperando que abran un supermercado o una farmacia sin saber qué va a poder comprar y  se oye hablar de atracos en las colas. 

Para colmo de males la frontera con Colombia sigue cerrada, aunque desde algunos días,  cuando  las mujeres de nuestro estado valientemente rompieron el cerco de vigilancia para ir a comprar alimentos, se permite cruzar a pie en ciertos puntos. La. Gobernacion del Táchira ha habilitado un área, normalmente usada para hacer exposiciones, para vender productos traídos de   Colombia, expendidos sin facturas legales a precios de dólar negro y con precio de hasta un cincuenta  o cien por ciento más alto que los de Cucuta. 

Aunado al panorama ya descrito una ola de rumores que hablan de renuncias, fracturas en el gobierno y la oposición, componendas, golpes de estado y disolución de poderes circulan por las redes sociales y enrarecen más aún el clima político. Real e te no sabemos qué es lo que va a ocurrir, pero percibimos que alguna situación extrema habrá de presentarse. El referéndum revocatorio que pudo haber sido la única salida civilizada parece haber sido bloqueado por el gobierno, el poder legislativo ha sido desconocido por vía judicial y el primer mandatario del país se ha referido públicamente  al presidente de la Asamblea como "un viejo coño'e madre". 

Así estamos, podríamos escribir mil páginas de vivencia y dos mil  de anécdotas y testigos tristes de la gente, también podríamos hace cientos de libros contando de la forma como se han enriquecido muchas personas del gobierno o quienes están alrededor de ellos o de las historia de quienes han tratado de rebelarse y que hoy están presos o Jan sufrido los embates de la reprensión de mañeras insospechadas.