Un nuevo año nos hace despertar en un ciclo de nuevas aventuras cotidianas y por eso quiero iniciarlo escribiendo unas palabras para mis amigos, los más cercanos, los que siempre están, los no tan cercanos y aquellos con quienes la comunicación es escasa, pero que están allí, en algún rincón olvidado del corazón.
A todos les deseo lo mejor, incluso a aquellos que de una u otra manera han roto su conexión espiritual con mi ser.
2.016 fue para mi un año lleno de enseñanzas, aprendí que somos eternos adolescentes, nunca terminamos de descifrar el mundo ni de conocer a la humanidad. Este año las puertas del éxito se me abrieron varias veces en el campo profesional y también en los negocios; pero aprendí que nada de eso hubiese sido posible sin el apoyo se otros seres humanos. Pero también pude ver otro mundo en un sistema corrupto en el que manda el billete, me tocó escuchar de boca de un magistrado que en este país no hay justicia y que hay que apagar para que te reconozcan tus derechos, también lidie con el poder y vi como a los débiles jurídicos las más altas autoridades les quieren despojar de sus bienes a través del chantaje y el abuso de poder.
Y viviendo en esta Venezuela panfletaria en la que el poder lo ejerce un grupo en nombre de una revolución que muere en el slogan de actuar en nombre del pueblo descubrí que no queda nada de las buenas intenciones a la hora de convertir la cartilla en un negocio. Los deseos de justicia mueren en los negociados y los hombres santos no existen. Todos tenemos un precio.
Pero lo que quería decir es que amo a la vida, a este país, al que me vio nacer, a mis amigos y a mi familia y obviamente a mi mismo aunque se que somos imperfectos, pero perfectibles y solo con una voluntad de cambio que salga de muy adentro podremos hacer un mundo mejor. Creo que la vía es seguir las.enseñanzas del Maestro y amarnos los unos a los otros.