Le preguntaba Neruda a su hijo sabia de donde venia y con su pluma de poeta se respondía que del mar y de la nieve, de una noche de amor o de muchas millas de viaje. Motor de la vida son los hijos, por ellos damos todo, son la fusión del sentir de quienes se aman, son esperanza y alegría, pero también son la conciencia y aveces son dolor porque nos duele lo que les duele a ellos, quizá más que a ellos.
A nuestros hijos hoy les duele el país y se lanzan a la calle a luchar por lo que quieren; sale allí la conciencia porque nos dan una lección y nos animan a luchar con ellos, pero sobre todo por ellos. Pero nos duele porque que no es justo que tengan que hacer el trabajo que no hicimos por ellos y duele la sangre que derraman otros jóvenes en la lucha, porque como dijo otro poeta el que tiene un hijo, tiene todos los hijos del mundo.