Vivimos momentos decisivos en la historia de Venezuela. El próximo domingo 16 habrá una consulta popular en la que se busca demostrar al mundo que el país rechaza el rumbo que quiere darle la tiranía que lo gobierna; pero este es sólo un primer paso hacia lo que podría ser el desenlace definitivo de la lucha de la gente por la liberación del país.
Para el lunes 16 se ha preparado la llamada hora cero, que posiblemente sea el inicio de una acción de máxima contundencia que sospechamos sería la convocatoria a un paro nacional. El hecho es que se debe hacer algo después de cien día en resistencia y cien muertos en la lucha sin obtener más respuesta que sangre, amenazas y torturas a los manifestantes mientras cínicamente el presidente se muestra bailando salsa en las calles de Caracas.
Está llegando el momento de demostrar quienes son los líderes y la gente del gobierno lo sabe, por eso tratan de ahondar las divisiones, juegan piezas de ultima hora, amenazan de muerte a los presos políticos para en un macabro sainete hacerlos agradecer la bondad de haberles perdonado la vida para aparecer como verdugos compasivos.
Algo es cierto, los personeros del régimen son maestros de la manipulación y los demócratas hasta ahora sólo hemos demostrado ser unos ingenuos pacifistas frente a un enemigo armado hasta los dientes. Los recursos económicos que manejan son inmensos, se pueden medir de algún modo los del petróleo, pero es imposible medir los del negocio de las drogas.
No podemos esperar entonces que la respuesta del régimen ante las acciones que se avizoran sean algo así como una pacífica renuncia o una huida cobarde entre gallos y media noche. Ellos están dispuestos a dar la pelea y lo han repetido hasta la saciedad. Tendría que aparecer un factor inesperado para que la próxima semana se resuelvan los problemas, por eso hay que estar preparados.