No parece posible que las denuncias hechas por el embajador de Colombia ante la OEA responda a un acto de temeridad de un gobierno enemigo; sin embargo, ciertamente no es un acto de demostración de simpatía hacia el gobierno de Chávez, habrá si quienes digan que es un favor que se le hace al pueblo de Venezuela, la reacción era de esperarse: ruptura de relaciones diplomáticas, cosa que no favorece a los pueblos de los dos países.
Pero habrá que preguntarse si son ciertas las denuncias. No dudamos que hay presencia de guerrillas colombianas en el territorio venezolano, hay zonas donde es vox populi cobran impuestos de guerra bajo la modalidad de “vacuna” contra el secuestro, otorgan recibos con membretes de los distintos frentes y hasta dan la facilidad de hacer los pagos mediante depósitos en bancos nacionales.
Lógicamente no hay pruebas que conozcamos que puedan hacernos señalar que el gobierno de Venezuela apoya directamente a las guerrillas, pero si es público y notorio que las guerrillas apoyan al proyecto del presidente Chávez, además de que en la oportunidad en que Venezuela medió en la liberación de secuestrados de las FARC se mostró a funcionarios del gobierno venezolano expresando sus simpatías por la lucha de los guerrillero. Podrá decirse que es un acto de diplomacia, pero quedan dudas.
La vía normal de manejar la situación debió ser la diplomática, no sabemos si el gobierno de Colombia lo hizo, ninguno de los dos gobiernos ha dicho que así fue. La reacción del gobierno de Venezuela debió haber sido firme como fue, pero dejando abierta la puerta a la investigación de las denuncias, incluso hechas por factores internos del país con suficiente credibilidad para desvirtuar las acusaciones hechas por el embajador Hoyos.
Sabemos que lamentablemente los medios electrónicos no hacen plena prueba, por ello el computador de Raul Reyes no aportó nada que pudiera animar a los colombianos a llevar la denuncia a una instancia judicial, por ello las fotos y videos presentados por Hoyos no tienen validez probatoria en tanto no sean apoyados por una confesión o por otro tipo de prueba que constate lo dicho por el embajador colombiano.