No hace falta ser millonario, tampoco tener tarjeta de crédito o cuentas en el exterior; sólo hay que tener Cedula y unos pocos bolívares en el bolsillo. Claro que si se tiene un automóvil o una moto las oportunidades de negocio son mayores.
Hay dos situaciones que permiten convertir los devaluados bolívares por dólares sin tener una mente muy brillante o contactos en el gobierno. La primera es el precio de la gasolina y la segunda los precios de los productos de primera necesidad importados con foliares a 6,30. En el primer caso es necesario estar cerca de la frontera y en el segundo es conveniente, más no indispensable.
Día a día miles de venezolanos llenan sus tanques de gasolina en San Cristóbal, Maracaibo, Guasdualito y otras poblaciones fronterizas y se van a venderla en Colombia o simplemente en el lado de acá de la línea fronteriza. La inversión es mínima: de cuatro a siete bolívares y la venta puede representar de diez a quince dólares dependiendo de la cantidad de combustible y el lugar de la venta. De esta manera un dólar resultaría costando entre 20 y 40 céntimos de bolivar. La operación puede realizarse entre tres y cuatro veces semanales por vehículo.
La otra forma es a través de los productos importados con dólares preferenciales, valga decir leche en polvo, azúcar, aceite, harina de trigo y en general los productos de la cesta básica que pueden ser adquiridos en las tiendas de Mercal, Pedval y demás centros de distribución de alimentos al detal; además de los alimentos están en la misma situación los medicamentos, artículos de aseo personal y de los limpieza en general, incluidos el papel higiénico, los jabones, dentífricos y desodorantes. La distorsión creada por el bajo costo de esos artículos hace que sea posible revenderlos fuera de nuestras fronteras con una utilidad exorbitante o dentro del país a través del mercado negro operado por buhoneros y revendedores.
Se han promulgado leyes y se han establecido controles para racionar los productos y prohibir su reventa, en la frontera se estableció la colocación un chip en los vehículos a fin de poder racionar la gasolina, en los supermercados se han establecido controles para limitar las cantidades de productos que pueden adquirirse, pero las distorsiones son tan grandes que se han implementado nuevas formas de corrupción para evitar los controles
lunes, mayo 25, 2015
viernes, mayo 08, 2015
Venezuela, un país agobiado
Una periodista se quejaba esta mañana que fue a hacer mercado en Caracas y después de hacer una cola de cerca de una hora para pagar su compra se descuidó un momento y le sacaron del carrito el papel higiénico y el jabón que había comprado.
Un motorizado contaba que compra la leche y los pañales de su bebé en Cúcuta y cuando le preguntaron si son más baratos contestó "- claro que si, con lo de la gasolina hago el mercado completo." Obviamente vende la gasolina para comprar sus abarrotes.
Una cuñada llama a mi suegra desde Porlamar en la Isla de Margarita, llorando porque en los supermercados no se consiguen alimentos ni otros productos de primera necesidad, sólo hay algunos productos importados a precios im alcanzables y ya hasta el pescado escasea porque lo venden en tierra firme.
El salario mini subió por decreto el primero de mayo, pero si se calcula a dólar libre es el más bajo del mundo, pero si lo calculamos a dólar oficial es el más alto de América, pero ese tipo de cambio es una quimera, por eso las grandes distorsiones que han hecho que "bachaquear" sea el oficio más rentable hoy día, más que el narcotráfico o cualquier otro negocio ilícito.
Para los amigos de fuera del país "bachaquear" es hacer largas filas para comprar comida o para pasar la frontera por los caminos verdes. Bachacos le decimos en Venezuela a las hormigas coloradas que cargan con las antenas su alimento sobre la cabeza, de allí el símil.
Hoy día se importan con dolores a 6,30 los productos de la cesta básica, entre ellos el papel higiénico, los medicamentos y los productos de aseo personal, por ello en cualquier establecimiento donde hayan esos productos son cientos las personas que hacen las largas filas para comprar los productos y luego revenderlos a precios mucho mayores.
Venezuela fue hasta no hace mucho tiempo el país con la mayor calidad de vida en el continente y era la envidia de los demás países, tenía el mayor ingreso per capita y las más grandes reservas internacionales. Todavía hay esperanza de que el país pueda volver a recuperarse, pero el daño ha sido muy grande y aparentemente la tarea no será fácil y lo peor de todo es que las soluciones todavía no comienzan a aplicarse.
Un motorizado contaba que compra la leche y los pañales de su bebé en Cúcuta y cuando le preguntaron si son más baratos contestó "- claro que si, con lo de la gasolina hago el mercado completo." Obviamente vende la gasolina para comprar sus abarrotes.
Una cuñada llama a mi suegra desde Porlamar en la Isla de Margarita, llorando porque en los supermercados no se consiguen alimentos ni otros productos de primera necesidad, sólo hay algunos productos importados a precios im alcanzables y ya hasta el pescado escasea porque lo venden en tierra firme.
El salario mini subió por decreto el primero de mayo, pero si se calcula a dólar libre es el más bajo del mundo, pero si lo calculamos a dólar oficial es el más alto de América, pero ese tipo de cambio es una quimera, por eso las grandes distorsiones que han hecho que "bachaquear" sea el oficio más rentable hoy día, más que el narcotráfico o cualquier otro negocio ilícito.
Para los amigos de fuera del país "bachaquear" es hacer largas filas para comprar comida o para pasar la frontera por los caminos verdes. Bachacos le decimos en Venezuela a las hormigas coloradas que cargan con las antenas su alimento sobre la cabeza, de allí el símil.
Hoy día se importan con dolores a 6,30 los productos de la cesta básica, entre ellos el papel higiénico, los medicamentos y los productos de aseo personal, por ello en cualquier establecimiento donde hayan esos productos son cientos las personas que hacen las largas filas para comprar los productos y luego revenderlos a precios mucho mayores.
Venezuela fue hasta no hace mucho tiempo el país con la mayor calidad de vida en el continente y era la envidia de los demás países, tenía el mayor ingreso per capita y las más grandes reservas internacionales. Todavía hay esperanza de que el país pueda volver a recuperarse, pero el daño ha sido muy grande y aparentemente la tarea no será fácil y lo peor de todo es que las soluciones todavía no comienzan a aplicarse.
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