El juego de ajedrez sigue jugándose y mientras eso ocurre el reloj sigue con su tic tac. La oposición no ha sido capaz de terminar de poner en jaque al gobierno, aunque se sigue hablando de que cada vez está el inquilino de Miraflores más débil, pues el apoyo popular es cada vez menor. Internacionalmente la situación no es muy distinta, pero aún los chavistas conservan el tarifado apoyo de una Unasur cada vez más debilitada con la salida de Cristina en Argentina y la inminente caída de Dilma Ruseff en Brasil..
Pero Maduro sigue apoyado por un partido que a pesar de todo sigue en pie, unido e incluso más fuerte que su propia popularidad. La Fuerza Armada sigue respaldando a los que detentan el poder del ejecutivo, al menos desde el alto mando militar, aunque se diga que en los mandos medios y bajos es cada vez menor el apoyo, pero no es así como se ha manifestado.
Se habla también de un posible movimiento militar encabezado por un general que estuvo años en el poder y que pudo acumular suficientes recursos económicos para costearse una campaña que le lleve al poder. Cuba sigue siendo el principal apoyo internacional de los chavistas en el poder, pero no se duda que también han estudiado otros escenarios.
Mientras todo esto ocurre la crisis económica se sigue agudizando, la dependencia del Estado es cada vez más evidente en la población. La gente cada vez trabaja menos, la crisis eléctrica producida por una sequía extrema que puso en evidencia la falta de mantenimiento de la infraestructura parece ser la excusa perfecta para reducir las horas laborales; mientras la actividad diaria se reduce a hacer colas en los supermercados para buscar alimentos a precios regulados o medicamentos a precios irrisorios que son cada vez más escasos.
La inflación es cada vez mayor y se ha llegado a extremos insospechados. Salir del país a vacacionar es ahora privilegio de muy pocos y salir a destinos nacionales solo es posible para el grueso de la población pasando por las incomodidades de un transporte público de segunda categoría y buscando posada en casa de familiares o amigos. Se ha escuchado hablar de gente que muere por falta de medicamentos e insumos médicos. La flota de vehículos particulares, así como la de camiones está cada vez más envejecida aunque comienzan a aparecer automóviles nuevos a precios inalcanzables para la mayoría de la población. Tampoco hay baterías ni neumáticos para los vehículos y los talleres están llenos de autos dañados sin repuestos.
Estos son solo algunos aspectos de la crisis que vivimos, en cualquier otro país del mundo la gente hubiera estallado y estaría tomando acciones en contra del gobierno mientras aquí seguimos haciendo chistes sobre la situación ¿hasta cuándo? Esa es la pregunta. El país que una vez fue el más rico y próspero de toda América ha quedado en el recuerdo, Es hora de asumir las responsabilidades individuales y ponernos a trabajar para reconstruir esa Venezuela perdida,