miércoles, abril 01, 2009

Rosales.

Es muy fácil decir que Manuel Rosales está cometiendo un error cuando no es el pellejo propio que está en juego, máxime cuando el pueblo de Venezuela ha sido testigo de los juicios de Eduardo Lapi, los comisarios de el 11 de abril de 2001 y tantos otros en los que se ha demostrado que nuestra justicia se ha quitado la venda y parece tener la balanza inclinada hacia ek lado del gobierno al igual que los demás poderes.

Lo laico sería que Rosales pudiera enfrentar los cargos que se le imputan con la seguridad de que las pruebas que dice tener a su favor pudiesen hacerse valer para lograr una sentencia justa, pero como antecedente se tiene la amenaza del presidente de llevarlo a la cárcel y como indicio de la injusticia unas actuaciones judiciales que parecen darle la razón al ex gobernador del Zulia, hoy alcalde de Maracaibo sobre el alegato de imparcialidad.

¿Qué gana el gobierno con esta persecución? Sacar del juego político a Rosales y recuperar la Alcaldía de Maracaibo podría ser la respuesta, Si esto es así la huida de Rosales significa que ha caído en la trampa que se le tendió porque da al oficialismo la oportunidad de decir que no tuvo el valor suficiente de enfrentar la justicia simplemente por que los cargos que se le imputan son irrefutables.

No quiere decir esto que el pueblo del Zulia o aun el pueblo del resto de Venezuela inculpe a Rosales de entrada, pero queda sembrada una sombra de duda que muchos albergarán, como también subsistirá la duda de que todo es una trampa maquiavélica tendida desde las más altas esferas del poder nacional.


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