Quizá para muchos no sea una sorpresa y para otros no tnga relevancia, pero hoy amanecimos con un presidente que se ha declarado marxista y que ha pedido sus colaboradores mas cercanos estudiar a Marx y a Lenin para tomar de sus teorías lo que pueda ser aplicable a la realidad venezolana.
Este hecho sucede en medio de rumores sobre una nueva constituyente y después de haberse dicho que el proyecto bolivariano se encuentra en una fase de transición que tendrá como meta próxima el cambio de las estructuras capitalistas que sobreviven en el Estado Venezolano, meta esta que aspira el gobierno cumplir antes del año 2.013.
La revolución de Chávez ciertamente no se ha caracterizado por el cumplimiento fiel de los cronogramas de avance, pero da la impresión que en estos momentos hay algo que dice que la cabeza del proceso no está dispuesta a seguir esperando, pues el deterioro de la calidad de vida de los venezolanos parece estar afectando la adhesión de las mayorías a los cambios.
Una revolución marxista en el siglo XXI tiene el negativo hándicap del fracaso de la revolución rusa, la caída de los regímenes comunistas de Europa Oriental en las postrimerías del siglo pasado y la aparición de un mundo globalizado por los avances de la tecnología y esto no es ignorado por los artífices de la revolución bolivariana y mucho menos por sus asesores internacionales, es por ello que aprovechando momento de crisis mundial en las aéreas económica y medioambiental Chávez está tomando la decisión de dar el salto hacia el cambio de las estructuras capitalistas por el modelo marxista amoldado a la realidad actual.
No sabemos si el pueblo de Venezuela esté dispuesto a renunciar a las comodidades que brindan el hecho de ser un país petrolero en un régimen capitalista de Estado, pero donde el consumo es el principal motor de la economía interna. Lo que es cierto es que parece que la bonanza petrolera tiende a desaparecer por efecto la mala administración de sus recursos, por la caída del mercado a raíz de la crisis mundial y por la lenta, pero firme sustitución de las energias fósiles por otras fuentes.
Lo que si sabemos es que la estrategia ha sido responsabilizar al capitalismo de la crisis, cosa que no deja de ser cierta, pero que en lo interno no es el único factor, pues la corrupción, la falta de experticia y la improvisación de los nuevos tecnócratas han sido factores aceleradores de la caída de la economía venezolana.
El hoy marxista comandante de la revolución no está en disposición de aceptar que los males del país se deban a la gestión de sus colaboradores o a la inviabilidad del sistema socialista, responsabilizará siempre al capitalismo y a los males que llevan sus rezagos a la forma de actuar a los burócratas que le acompañan.
Ahora Chávez sigue confiando en el poder de su verbo encendido, en la gran maquinaria comunicacional que ha montado y en la credibilidad que sigue teniendo en el pueblo, pero no está dispuesto a esperar que siga cayendo para hacer el cambio de la estructura capitalista al modelo marxista.
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