Hoy día, cuando en nuestra América se habla de revoluciones y de cambios radicales surge la pregunta de si estamos dispuestos a cambiar el orden establecido por uno diferente. Obviamente que la respuesta pasa por preguntarnos como sería ese orden que sustituiría al orden existente. Obviamente la respuesta debe ser un orden más justo que permita a los seres humanos vivir mejor. Una de las respuestas más frecuentes es el cambio del modelo capitalista por el modelo socialista, pero hemos visto que hasta ahora ha sido difícil hacer viable una sociedad basada en los esquemas tradicionales de este modelo.
Sin embargo, países como Brasil, Ecuador y Chile han implementado una serie de reformas que han logrado disminuir los problemas más críticos de las sociedad de esos países, es decir la pobreza extrema, la distribución de las riquezas, la atención primaria en salud y educación. Pero en líneas generales el esquema capitalista se sigue manteniendo y no se puede hablar realmente de un cambio revolucionario.
Los otros ejemplos de revoluciones son los los de Cuba, Venezuela y Bolivia. Cuba apostó por el modelo marxista leninista y a pesar de haber intentado construir una sociedad no capitalista no ha podido erradicar completamente a este sistema y al Estado intentar controlar la economía se han producido una serie de distorsiones que impiden el avance de los cambios hacia la sociedad ideal. Venezuela está siguiendo un esquema semejante al de Cuba y ha tenido problemas similares a los de la isla. Bolivia por otra parte ha mantenido un programa de cambios que en parte sigue la ruta de los dos países antes señalados, pero además se ha nutrido con la ideología de las civilizaciones ancentrales de loa Andes.
La filosofía milenaria de los pueblos originarios hace énfasis en una sociedad en la que se tiene una concepción dual de la sociedad, no solamente reina la razón, sino también las emociones, el hombre no se puede concebir según esta doctrina sino como parte de la naturaleza, la Pacha Mama, con quien se debe establecer un pacto de respeto y amor; las relaciones entre los hombres deben estar enmarcados en la idea de vivir bien, lo cual pasa por relaciones justas y fecundas entre pares. Esta concepción hace que se cree un nuevo paradigma de sociedad en el que el cambio de las superestructuras, sino que presupone un cambio de mentalidad en los individuos.
Considerar a la naturaleza parte del problema y de la solución podría ser entonces una vía para la construcción de una sociedad diferente, donde el ideal revolucionario no sólo se miré a través del cristal de la economía, sino que se miren también las relaciones entre la sociedad y su hábitat, o ciñendo a la sociedad se como un ente en el cual quienes participan son titulares de obligaciones entre pares que buscan el ideal de vivir bien, lo cual significa que cada quien pueda desarrollar un proyecto de vida en el cual no sólo pueda aportar con el trabajo al fortalecimiento de los vínculos interpersonales y a la conciencia de ser parte no sólo de la sociedad, su no también del planeta, pues los seres humanos al estar dotados de conciencia y emociones tenemos la importante misión de mirar nuestro medio ambiente como el templo sagrado de nuestra existencia y actuar en consecuencia.