Es totalmente inusitado que la Asamblea Nacional por segunda vez haya caído en la falta de previsión ante las posibilidades de acción de el Tribunal Supremo en su contra. Primero fue con la improbación del decreto de emergencia económica y ahora van en contara de sus funciones contraloras dejándoles sin competencia para revocar a los magistrados nombrados en forma espuria.
Venezuela vive una dictadura en este momento, la Asamblea ha sido funcionalmente anulada por una sentencia llena de vicios, irrita por naturaleza, pero emanada del máximo órgano jurisdiccional que existe en el país, lo cual la hace irrecurible al menos en el ámbito interno.
Hago un llamado desesperado a los diputados y demás dirigentes políticos para que de forma inmediata y sin ninguna dilación despierten del letargo que esperamos no sea causado por las mieles del poder y procedan a tomar medidas que pongan al descubierto el macabro plan de desconocer la voluntad de la ciudadanía.
Lo primero es hace un pronunciamiento dirigido a la Fuerza Armada exigiéndole cumplir con su deber de defender la Constitución y luego activar a las organizaciones nacionales e internacionales para que se tomen las acciones a que haya lugar. No es momento para esperar milagros, es hora de actuar.
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