La propiedad según el Código Civil vigente en Venezuela es el derecho que tienen las personas de usar, gozar y disponer de las cosas de manera exclusiva, es decir que quien puede usar, gozar y disponer de un objeto determinado tiene el derecho de propiedad sobre este. Vemos claramente que hay tres elementos o facultades en este derecho: la facultad de uso, la de gozar y la facultad y la de disponer del bien. El uso y el goce se pueden tener sin ser propietario a través de la posesión .Se puede ser poseedor precario, esto es sin tener la titularidad de la propiedad, lo cual limita la facultad de disposición, pues en este caso el derecho de propiedad corresponde a un tercero quien es el verdadero titular del derecho y ha cedido la facultad de uso por medio de una convención o por efecto de la Ley.
En el derecho moderno la propiedad tiene ciertas limitaciones. Ejemplo clásico de ello son las limitaciones impuestas a la propiedad rural por efecto del concepto de función social. Se parte de la base que quien ejerce la propiedad sobre un predio rural tiene una serie de obligaciones impuestas por el Estado en función del beneficio colectivo. Estas obligaciones van desde la conservación del medio ambiente hasta la eficiente hasta el uso productivo de la tierra lo cual implica que el uso de la tierra genere fuentes de empleo cumpliendo además con la tarea de suplir las necesidades básicas de la
Población.
En otros ámbitos la propiedad también es limitada por la Ley y por las convenciones particulares en función de las estructuras de la organización social un ejemplo de ello es la Ley de Propiedad Horizontal que impone obligaciones a los propietarios de apartamentos o las leyes que regulan la propiedad de bienes dedicados a la prestación de servicios tales como salud, educación y comunicaciones.
En todo caso el Estado es regulador de la propiedad de los bienes y esto lo hace en función de la existencia de ciertos derechos fundamentales tales como el derecho a la vida, a la salud, a la alimentación, al trabajo, a la vivienda y a la educación entre otros.
Aparece lógico entonces que en la evolución del Estado estas regulaciones se acentúen disminuyéndose así las facultades de uso y de goce de los bienes objeto de propiedad.
En los Estados socialistas la propiedad privada ha pasado a un segundo plano, siendo sustituida en muchos casos por la propiedad colectiva en persona del Estado como titular de ese derecho. Esto se da básicamente en la propiedad de los medios de producción, aunque se extiende también a propiedad de viviendas, medios de transporte y otros bienes.
Es fundamento del socialismo marxista que el derecho de propiedad de los medios de producción y en general de todos los bienes que cumplan con algún tipo de de función social fuese entendido como propiedad colectiva sustituyéndose así la propiedad privada.
Uno de las críticas planteadas planteados al esquema socialista es el hecho de que al sustituirse la propiedad privada por propiedad colectiva, específicamente de los medios de producción, se desestimula la iniciativa privada y se frena el desarrollo de la economía. Además de esto se acrecienta el poder de los burócratas al pasar a ser quienes dirigen el aparato productivo de la nación.
Los regímenes socialistas no marxistas que se desarrollaron en el siglo XX, especialmente en Europa, optaaron por mantener la propiedad privada, pero imponiendo obligaciones sociales los titulares de este derecho; Sin embargo, el concepto de socialismo marxista en principio no admite la propiedad privada de los medios de producción y aunque en el la actualidad algunos regímenes de origen marxista como el de China y aún el de Cuba han permitido la existencia de la propiedad privada especialmente en la modalidad de inversión extranjera..
Pero el concepto del nuevo socialismo o socialismo del siglo XXI que se esta desarrollando principalmente en Venezuela parece estar inspirado en la concepción marxista tradicional, aunque hasta ahora la propiedad de los medios de producción por parte del Estado se limita a las llamadas industria básicas, los signos parecen evidenciar que esto irá mucho mas allá. El encanto que ejerce sobre el máximo líder de la revolución bolivariana el sistema Cubano, su acercamiento con los regímenes de Corea, China, Vietnam y Bielorrusia. Las invasiones de fundos agrícolas y terrenos y apartamentos en las zonas urbanas por parte de seguidores del proceso, la promesa de la redistribución de la tierra y las amenazas de la limitación de la propiedad de viviendas por parte de algunos alcaldes y otros líderes oficialistas son causas de preocupación para los defensores de la propiedad privada.
Auque debemos decir honestamente que hasta ahora no se ha definido el socialismo del siglo XXI, sino solamente se ha tratado de etiquetar al nuevo sistema que resulte de el avance de la llamada Revolución Bolivariana con ese nombre, puede resultar que en la práctica se llegue a caer en el mismo esquema del socialismo del siglo XX que fracasó estrepitosamente desplomándose por sus propios medios sin intervención de fuerzas extrañas como producto de la excesiva concentración de poder en manos de la burocracia que se estableció con base en las promesas de una sociedad mas justa y que degeneró en una tiranía en la que se cometieron los mas atroces crímenes en nombre de la justicia y la equidad.
El Socialismo visto desde la óptica de los regímenes marxistas del siglo XX en teoría no permitía ningún tipo de propiedad, pues cualquier tipo de acumulación de bienes podrá degenerar en el nacimiento de capitales que al acumularse traen consigo la reorganización de la sociedad en función de la creación de riquezas para beneficio del dueño de estos capitales.
Creemos en función de lo expuesto que en lugar de polemizar sobre el antagonismo de los conceptos capitalismo y socialismo la sociedad debe enfilarse en la tarea de perfeccionar el sistema que nos rige basándose en valores como la solidaridad, la equidad y la justicia social, lo cual en definitiva es tarea del Estado como ente ejecutor de la sociedad organizada. En cuanto al derecho de propiedad se hace necesario que permanezca pero regulado en base a un concepto de responsabilidad social.
Desafortunadamente hoy por hoy la sociedad no parece estar organizada para desarrollarse sin la intervención de un estado fuerte regido por un cuerpo de normas represivas que controlen los desafueros de los ciudadanos que no estén dispuestos a convivir de una manera civilizada. De allí que siempre permanezca latente el peligro de que los gobernantes sean seducidos por la tentación del totalitarismo.
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