lunes, febrero 16, 2009

¿Qien dijo fraude?

Los dirigentes políticos se han cuidado en las primeras horas de la derrota del NO de evitar acusar al órgano electoral de haber materializado un fraude en el referendum de ayer; Sin embargo, cuando salimos a la calle las cosa cambian, muchos ciudadanos se niegan a aceptar que realmente fue derrotada la opción que rechazaba la reforma.

No podríamos nosotros a estas alturas ser quienes digamos si hubo o no fraude en el conteo de los votos, lo que si podemos decir es que estamos frente a dos concepciones totalmente opuestas de entender la democracia, una, la tradicional, la de la posición, que la entiende como un mecanismo de participación en el cual la opinión de los votantes desarrolla el modelo de país a construir y otra que parte de la base que la concepción tradicional es una farsa que mantiene en el poder a un grupo privilegiado que actúa a favor de sus propios intereses haciendo creer a la masa que le representa.

La concepción revolucionaria de democracia se basa en una utópica idea de autogobierno, el poder del pueblo, esa es la teoría por lo menos, pero ademas hay otros contenidos ideológicos que hacen que mas temprano que tarde la dirigencia revolucionaria se convierta en una nueva clase dominante que en nombre de la ideología termina sometiendo al pueblo, o por lo menos a una parte de el, esa clase dirigencial se convierte entonces en privilegiada y termina actuando en defensa de sus intereses personales al igual que la dirigencia tradicional.

En este proceso surge la idea de que no se puede romper el hilo de la revolución y allí surge el discurso los lideres indispensables, que a la larga la historia demuestra que no lo son, la Unión Soviética superó por décadas la muerte de Lenin, China tiene mas de treinta años sin Mao y Cuba ya tiene un año con Fidel en la sombra, lo cual demuestra que no es una necesidad cierta el mantener al líder en el poder.

Lo que sabemos con certeza es que en el proceso venezolano se han invertido miles de millones de dólares en propaganda y proselitismo para mantener al líder como cabeza de gobierno, pero aun más, es evidente que la división de los poderes, fundamento de la democracia tradicional, pasa a ser concebida de tal manera y es legítima solo en la medida que sirva como respaldo al proceso revolucionario.

Hablar de un fraude electoral entonces no es lo que Venezuela necesita ahora, ya sabemos como están conformados los factores de poder en medio de la revolución. Volver a los viejos esquemas no es la vía, las fuerzas populares deben asumir su rol y empoderarse y eso no se va a lograr regresando al viejo sistema., por ello hablar de fraude no conduce a nada.

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