miércoles, diciembre 11, 2013

Ni triunfo ni derrota, sino todo lo contrario, como diría el poeta.

Después de pocos días de las elecciones municipales del ocho de diciembre  pareciera que la gente no termina de entender lo sucedido y es que los resultados dan para muchas interpretaciones. Obviamente no se trató de un plebiscito, pero el  gobierno  a pesar de haber perdido un buen  número de alcaldías y concejales mantuvo su supremacía en número de votantes, esto según los primeros boletines oficiales que enseguida aparecieron  reflejados en los titulares de la  prensa del mundo,  lo cual dejó sentada de una vez por todas ante la opinión pública  internacional la legitimidad del gobierno.

Otro factor importante en lo sucedido es que la palabra fraude ha desaparecido del discurso de la oposición y no podía ser de otra manera cuando las principales alcaldías quedaron en sus manos. Los resultados oficiales fueron dados en tiempo récord  para evitar rumores y desmentidos a las versiones oficiales que habían cantado anticipadamente el triunfo del alcalde de Libertador. No hubo grandes celebraciones de parte y parte y el lunes fue un día normal a pesar de que los estudiantes no tuvieron clases, ninguna de las dos partes se siente triunfadora pero tampoco derrotada del todo,

El país se encuentra sumido en una profunda crisis, dos modelos de país están enfrentados, ciertamente las elecciones han sido un paliativo a las tensiones que se suscitan entre ambos bandos, pero no han dejado de estar latentes. Nicolás Maduro ha anunciado que tendremos dos años sin ir a las urnas, pero también ha dicho que se pondrá en marcha el llamado plan de la patria convertido ahora el Ley, lo que promete establecer nuevas relaciones de poder llevando a las bases ciertas competencias que tienen ahora los alcaldes y concejales. 

A nivel económico ya se anuncian medidas que seguramente causarán reacciones en la población,  la revisión de los precios de los combustibles ha sido la primera en ser anunciada,  traerá de seguro más inflación, otra devaluación parece inminente, todo esto pretende ser frenado con un férreo control a la actividad de los comerciantes y vendrán más acciones espectaculares en este sentido en el mes de enero. Seguramente seguirá la política de expropiaciones y no pocas serán las acciones en nombre de la lucha contra la corrupción para con  quienes ahora asumen las alcaldías.

El país parece no terminar de digerir el discurso del gobierno, mientras la dirigencia oficial habla de revolución y de socialismo la oposición sigue hablando de democracia liberal. El   domingo no terminó la historia, seguimos sumidos en una crisis, las tensiones continuarán y los tiempos por venir no prometen ser fáciles. Si de verdad estamos en medio de una revolución, de conformidad con teorías sociales  debería  surgir una reacción violenta a los cambios, las elecciones posiblemente  han sido la válvula de escape  y eso ha evitado la reacción. Les dejamos a ustedes las conclusiones.

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