jueves, agosto 28, 2014

El primer exilio


Desde que los seres humanos existen existió el exilio. Adán y Eva desafiaron las normas impuestas por la autoridad única del Paraíso y a consecuencia de eso fueron expulsados del jardín del Edén, a partir de allí los hombres fuimos enviados al no paraíso, si le podemos llamar así. A partir de ese momento debimos trabajar para alimentarnos, debimos vestirnos para cubrir nuestros órganos sexuales y debimos escondernos para amarnos.

Hoy día el mundo, el no paraíso, el lugar en el que estamos exilados  es habitado por millones de personas que vivimos, de acuerdo a los principios que nos rigen desde siempre en un mundo en el que existe algo llamado el bien y algo llamado el mal. Muchos han sido quienes se han declarado víctimas de la maldad de otros, pero víctimizar hasta ahora no ha hecho feliz a nadie, tampoco ser víctima ha dado nada bueno a ninguna persona; sin embargo en el mundo siguen existiendo victimarios y víctimas. 

¿Qué ganó el Padre mandando al exilio a la humanidad entonces? Exilar a las personas no parece ser una estrategia brillante, al contrario los exilados viven siempre maldiciendo a quien les envió al exilio. Siempre se ha dicho que el castigo es un método de enseñanza. Lamentablemente en los miles de años de historia la humanidad no ha podido a prender a vivir en paz y a respetar al prójimo.

Si de verdad el castigo fuese la solución a los males del mundo sería procedente castigar a todo el mundo antes de cometer los delitos. Cuando nace un niño en una cárcel o en el exilio nace castigado, es decir comienza a vivir en el castigo, igual ocurre con quienes nacen en el exilio, es decir, de acuerdo al libro del genesis todos hemos nacido castigados. Jesus vino al mundo para contarnos que podíamos ser liberados del castigo siempre que nos amáramos los unos a los otros, la respuesta: fue crucificado.       


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