Henry Ramos Allup se ha convertido en la vedette de la oposición; muchos han sido los aplausos cosechados y las declaraciones de amor recibidas por el. Su discurso era una terapia que una parte importante del electorado que sentía no tener un vocero elocuente, sin importar de donde viniera.
Ramos un hombre de formación política, inteligente y elocuente que ha sabido capitalizar el descontento de la población ante la crisis institucional vivida durante los años de Chávez y Maduro que fueron tiempos de ofertas y discursos en los que se construyó una esperanza que terminó frustrada por diversas causas, entre ellas una grave crisis económica gestada por un modelo ineficiente en medio de un crecimiento desmedido del consumo, lo que llevó a graves distorsiones que concluyeron con una escasez generalizada de bienes y servicios de primera necesidad, lo cual aliñado con graves escándalos de corrupción llevó a la decepción de los adeptos al proyecto revolucionario y a la indignación de los opositores.
Todo lo anterior fue caldo de cultivo para la unidad de los opositores y la conquista de la mayoría de los escaños Asamblea Nacional que ahora se convierte en una nueva esperanza de cambio cuya bandera aparece ahora en las manos de Ramos. El peligro es que los electores esperaban un nuevo mesías y ahora lo están viendo en un solo hombre y no en el colectivo representado por la bancada opositora y no sabemos hasta cuando el presidente de la Asamblea podrá mantenerse como líder indiscutido ni cuando se iniciarán las pugnas por el poder dentro del cuerpo legislativo, situación esta que seguro sabrá aprovechar el oficialismo.
Lo cierto es que ni la oposición tiene ahora todo el poder ni que el oficialismo ha sido borrado del mapa. La situación es propicia para negociaciones de todo tipo y esto también es peligroso, basta con recordar los casos de los saltadores de talanquera que como Esau cambiaron la progenitura por un plato de lentejas. No dudamos que muchos de los diputados tienen la dignidad suficiente para no ceder a ofertas como la de Jacob, el problema es que no hablamos de lentejas sino de billetes verdes.
El ahora líder emergente Henry Ramos Allup aparece entonces convertido en una especie de nuevo mesías capaz de opacar a Maduro y a Diosdado y esto debe ser mirado con atención, pues ya se está hablando incluso de que podría ser el abanderado de la unidad en unas elecciones presidenciales que aparentemente vendrán más temprano que tarde. Ha llegado entonces la hora de poner los pies en la tierra, el país no debe confundir ahora las cosas, es hora de seguir participando y exigiendo un país mejor.