miércoles, enero 20, 2016

La hora de poner los pies en la tierra

Henry Ramos Allup se ha convertido en la vedette de la oposición; muchos han sido los aplausos cosechados y las declaraciones de amor recibidas por el. Su discurso era una terapia que una parte importante del electorado que sentía no tener un vocero elocuente, sin importar de donde viniera. 

Ramos  un hombre de formación política, inteligente y elocuente que ha sabido capitalizar el descontento de la población ante la crisis institucional vivida durante los años de Chávez y Maduro  que fueron tiempos de ofertas y discursos en los que se construyó una esperanza que terminó frustrada por diversas causas, entre ellas una grave crisis económica gestada por un modelo ineficiente en medio de un crecimiento desmedido del consumo, lo que llevó a graves distorsiones que concluyeron con una escasez generalizada de bienes y servicios de primera necesidad, lo cual aliñado con graves escándalos de corrupción llevó a la decepción de los adeptos al proyecto revolucionario y a la indignación de los opositores.

Todo lo anterior fue caldo de cultivo para la unidad de los opositores y la conquista de la mayoría de los escaños  Asamblea Nacional que ahora se convierte en una nueva esperanza de cambio cuya bandera aparece ahora en las manos de Ramos. El peligro es que los electores esperaban un nuevo mesías y ahora lo están viendo en un solo hombre y no en el colectivo representado por la bancada opositora y no sabemos hasta cuando el presidente de la Asamblea podrá mantenerse como líder indiscutido ni cuando se iniciarán las pugnas por el poder dentro del cuerpo legislativo, situación esta que seguro sabrá aprovechar el oficialismo.

Lo cierto es que ni la oposición tiene ahora todo el poder ni que  el oficialismo ha sido borrado del mapa. La situación es propicia para negociaciones de todo tipo y esto también es peligroso, basta con recordar los casos de los saltadores de talanquera que como Esau cambiaron la progenitura por un plato de lentejas. No dudamos que muchos de los diputados tienen la dignidad suficiente para no ceder a ofertas como la de Jacob, el problema es que no hablamos de lentejas sino de billetes verdes. 

El ahora líder emergente Henry Ramos Allup aparece entonces convertido en una especie de nuevo mesías capaz de opacar a Maduro y a Diosdado y esto debe ser mirado con atención, pues ya se está hablando incluso de que podría ser el abanderado de la unidad en unas elecciones presidenciales que aparentemente vendrán más temprano que tarde. Ha llegado entonces la hora de poner los pies en la tierra, el país no debe confundir ahora las cosas, es hora de seguir participando y exigiendo un país mejor.

lunes, enero 04, 2016

¿Anarquía?

Estamos al borde de la anarquía. Si la Asamblea Nacional no se impone y el ejecutivo da como respuesta a la desobediencia a la decisión del TSJ la desobediencia a las medidas que tome el órgano legislativo estaremos entrando en una espiral anárquica en la cual los órganos del Estado dejan de tener sentido.

El ejecutivo, como su nombre indica  maneja a través de sus órganos la ejecución de los mandatos de las autoridades. Pongamos por ejemplo una ley de amnistía que ordene la liberación de los presos políticos que se encuentran en las carceles del país bajo custodia de los órganos policiales que dependen del ministerio del interior y justicia o del ministerio de defensa, ambos obedecen al ejecutivo que puede aducir que no puso el ejecútese a la Ley por considerarla inconstitucional. La ley perderá su efecto coercitivo y estaremos cayendo en anarquía, o mejor en una verdadera dictadura en la que el ejecutivo ejerce el poder absoluto. 

Dependemos de que los gobernantes puedan entrar en razón  o de que quienes ejercen el monopolio de las armas pongan orden. Parece que al ejecutivo poco le importa la institucionalidad y que la nueva asamblea no está dispuesta a que se le jueguen triquiñuelas para disminuir su capacidad de maniobra. Esperemos que reine la razón.

sábado, enero 02, 2016

Maestra vida camará, 17 años de revolución

Pasaron 17 años y parece que por fin llegará un cambio, cabe ahora preguntarnos qué aprendimos de esta experiencia política que se vivió en Venezuela desde 1.999. El primer gran aprendizaje ha sido saber que la gente quiere vivir mejor, pero que no existe una fórmula mágica para que eso ocurra; el mar de la felicidad no es tal, no hay líderes mesiánicos capaces de cambiar las cosas desde una silla, frente a una cámara de televisión. También aprendimos que la gente quiere justicia, pero no venganza, que en principio somos un pueblo pacífico, pero no sumiso.

Aprendimos también que la felicidad no está en las cosas materiales, pero también que para ser felices hay que tener cierto grado de bienestar. Supimos que los gobernantes no dan  nada sin esperar a cambio el apoyo incondicional o la sumisión al régimen y que cuando no se está de acuerdo con ellos reaccionan con saña y violencia; el  dinero no lo es todo, pero con el se pueden comprar conciencias, así haya que devaluar la moneda hasta límites insospechados. 

Vivimos en carne propia las consecuencias nefastas de las regulaciones absurdas de los precios y los controles cambiarios; unos aprendieron a defraudar al Estado con la sobre facturación de los productos importados mientras otros se dedicaron  raspar cupos de dólares, otros a vender la gasolina subsidiada al otro lado de la frontera, mientras los menos favorecidos se dedicaron a cargar mercancías como bachacos para venderla por encima de los precios regulados, pero al final vimos al país quebrado.

Aprendimos que a los líderes del pueblo no se les hace difícil renunciar a la humildad y olvidarse de sus orígenes para disfrutar de los lujos que se hacen accesibles cuando están disfrutando de las mieles del poder. Se supo que una cosa es la retórica y otra la realidad, que mientras los gobernantes  dicen que se están dispuestos a un retiro humilde se llenan las arcas de sus cuentas en los paraísos fiscales y que ese dinero nunca les será suficiente, entonceshacen asociaciones para extorsionar a la gente y traficar cualquier tipo de mercancía.

También pudimos saber que  la libertad de expresión es un derecho al que no estamos dispuestos a renunciar, aunque cierren medios la gente no renuncia a expresarse y ello los vuelve más creativos, hoy Venezuela tiene uno de los mayores tráficos en las redes sociales y han proliferado los canales por internet, los stand up y las obras de teatro con contenido político. Se comprobó que de la educación  acompañada de ideologización la gente toma los contenidos que realmente le van a ser útiles y desecha los que puedan limitarle sus derechos.

Y al hablar de derechos aprendimos que hay que defenderlos a toda costa, que los jóvenes son los primeros en alzar las banderas para hacer y ellos aprendieron a no tener miedo. Pero también aprendimos que la paz es el bien más preciado que podemos tener, sólo superado por la libertad, por lo cual llegamos hasta sacrificarla y hacer barricadas. Vimos que la mayoría de las personas son solidarias, que hasta en los peores momentos no nos faltó el pan, aunque no era fácil conseguirlo.

Aprendimos muchas otras cosas pero los más importante fue  que nos dimos,cuenta que  somos una nación y que a pesar de ser dicharacheros y echadores de broma tomamos en serio estar unidos y por ello buscamos volver a los caminos de la democracia, pues aunque estemos unidos respetamos la forma de pensar de los demás, porque ya aprendimos que las cosas por buenas que parezcan no se nos pueden imponer por la fuerza. Pienso que después de todo somos un mejor país, hay heridas que sanar es cierto, pero hay también nuevos caminos 

viernes, enero 01, 2016

La hora decisiva: el enfrentamiento de poderes

Calificar el momento que vive Venezuela no es fácil, pero no por falta de adjetivos, sino muy por el contrario porque son muchos los aplicables; pero lo que si podemos aseverar sin temor a equivocarnos es que vivimos tiempos de crisis, pero no de aquellas a que estábamos acostumbrados, sino de la mayor crisis política de lo que va de milenio.

El gobierno se adueñó de los  cinco poderes creados en la Constitución de 1999 y en base a ello  pasó por encima de todas los principios y  normas democráticas; la Constitución y las Leyes pasaron a ser instrumentos elásticos, maleables al antojo de quienes ejercen el poder; pero el seis de diciembre el pueblo, cansado de los abusos dijo no y a pesar de que aparentemente hubo por parte de las autoridades electorales intenciones de desconocer  su poder la democracia se impuso gracias a lo arrollador del triunfo, a la oportuna intervención de la Fuerza Armada y a la presión de los observadores nacionales e internacionales.

Pero la historia no ha terminado, después de haber sido proclamados acreditados los nuevos diputados conformando exactamente la mayoría necesaria para tener todas las competencias que la Constitución da al cuerpo legislativo, a ultima hora el oficialismo cambia magistrados del TSJ y estos admiren un recurso para que se impugnen antes de la juramentación los nombramientos de los diputados necesarios para romper la mayoría calificada.

La impugnación pretendida se hizo por vía de un amparo judicial en tiempo en que la Sala correspondiente del TSJ debía estar de vacaciones, lo cual no es obstáculo para conocer del amparo, pero aunque no se ha decidido el fondo, en una circunscripción decidieron los Magistrados hay lugar a dictar una cautelar que suspende su proclamación, quedando así por fuera cuatro diputados; es decir, toda la representación del Estado Amazonas, con lo cual a simple vista se perdería la mayoría absoluta de la oposición, aunque si se considera que los cuatro suspendidos no forman parte del quórum necesario, el número de ti pitados estaría disminuyendo y la mayoría absoluta podría mantenerse.

A pesar de todo lo dicho hay otros detalles que tiran por tierra la maniobra oficialista: la primera es que los magistrados que dictan la medida cautelar no fueron nombrados siguiendo los procedimientos constitucionales y por esa razón no estaban facultados para actuar; esto pudiera ser cierto, pero para hacerlo valer habría que acudir a la Sala Constitucional para que así fuera declarado; pero hay otras vía, simplemente desconocer la autoridad de la sala por las razones expuestas y otro seria alegar la inmunidad parlamentaria  como fundamento del desconocimiento de la sentencia; esta última vía está prevista principalmente para evitar que los parlamentarios sean enjuiciados por vía penal, pero nada obsta para que también pueda ser alegado el fuero para evitar una sentencia que trata de desconocer la voluntad popular.

Lo cierto es que estamos en ausencia de un poder judicial independiente y el ejecutivo y el partido de gobierno están moviendo los hilos necesarios para que sus títeres actúen en contra de lo ya decidido por el soberano, así que queda un solo recurso: la fuerza, pero la fuerza puede ser ejercida de varias forma, una primera seria la presión internacional, otra la rebelión popular mediante la aplicación del 350 de la Constitución y la última mediante la actuación de la Fuerza Armada; las dos primeras representan graves enfrentamientos de carácter bélico y aunque la última no escapa de esta naturaleza podría ser simplemente un ejercicio de la fuerza a través de una advertencia de la institución castrense de la posibilidad de actuar en defensa de la Constitución. 

Nos inclinamos por el tercer escenario, pero no entendemos por qué la Mesa de la Unidad no ha hecho el llamado correspondiente para que la Fuerza Armada fije posición de una vez por todas, en todo caso habría posibilidad de una respuesta violenta por parte del oficialismo a través de sus órganos paramilitares o a través de las guerrillas bolivarianas que actúan en la zona fronteriza con apoyo de la FARC y el ELN, lo cual ha estado siempre previsto dentro del plan revolucionario. La situación es delicada, nos ayuda el hecho de que hay un proceso de paz avanzando en Colombia y la intervención de las guerrillas de ese país pondría al traste este proceso.

Hasta ahora las cosas han evolucionado dentro de una paz relativa y pese a las triquiñuelas judiciales la vía institución a ha sido el camino seguido, pero hay que estar preparados para todo. Dependemos de que las instituciones sigan funcionando y de que reine la razón y se respeten los principios democráticos. Han sido 17 años de hegemonía de un solo sector y no es fácil que quienes ejercieron un poder absoluto acepten la derrota