Más vale la seguridad que la policía, ese era un refrán que repetía constantemente mi madre y que cobra vigencia hoy día en nuestro país. La muerte a manos del hampa en una transitada autopista del país de una venezolana célebre por haber iniciado su vida pública en el certamen favorito de los venezolanos, el Miss Venezuela y por haber hecho carrera como actriz de telenovela ha conmovido a la sociedad y ha reabierto el debate sobre la seguridad. Mucho se habla de lo que está haciendo o dejando de hacer el gobierno de Venezuela por la seguridad ciudadana. Definitivamente ese fue uno de los asuntos menos debatidos por personeros gubernamentales en los últimos años, posiblemente porque se creía que con el avance de las políticas sociales la delincuencia debería disminuir automáticamente, no quiere decir esto que las estructuras de los mecanismos de seguridad existentes antes de la revolución se hayan desechado, al contrario esas estructuras permanecieron por varios años y no fue hasta que se planteó una reforma del sistema policial a través una comisión creada a ese efecto cuando comenzó a hablarse una nueva ley y de la creación de una policía nacional, lo cual se comenzó a materializarse en 2008 con la promulgación del Decreto Ley que creó ese cuerpo policial, basado en las recomendaciones de la Comisión y en el mandato de la Constitución de 1.999 que ordenaba la creación de un órgano policial centralizado.
Pero la seguridad ciudadana no sólo tiene que ver con la organización burocrática de los cuerpos policiales, ni con la existencia de estos cuerpos, detrás de la seguridad hay una cuestión cultural que influye en la situación planteada. La violencia ha crecido en espiral, posiblemente uno de los factores que más ha influido en esto es la impunidad que se ha generado como consecuencia de la entrada en vigencia del Código Organico Procesal Penal en 1.998 y sus sucesivas reformas, el cual ha establecido una serie de garantías para los procesados o imputados que entre otras cosas les permite estar en libertad mientras son juzgados. Dentro de este contexto el gobierno inició un plan de educación de los funcionarios policiales basado en la creación de una universidad para la seguridad, la cual está formando a los funcionarios encargados de esta área. Se trata de un programa bien estructurado que pretende introducir a los encargados de la seguridad en el conocimiento de las instituciones y de la sociedad misma, pero se trata de una tarea que no puede producir un efecto inmediato.
¿Pero cómo desmontar una cultura de la violencia? Esa es quizá una de las preguntas claves y de las más difíciles de responder. La educación para vivir en paz comienza antes de la escuela, comienza en la familia. Si la sociedad no puede formar ciudadanos para la consecuencialmete no habrá paz. Lo triste de toda la historia es que nuestro pueblo en esencia es pacífico, el terrorismo, los atentados políticos y otros fenómenos violentos que se dan en otros países son ajenos o por lo menos poco frecuentes en nuestro país. La violencia en Venezuela la violencia es generada en la mayoría de los casos por el hampa común. Entonces la solución del problema de la inseguridad reclama un proceso largo de educación ciudadana, entre tanto la pelota está en manos de los cuerpos de seguridad.
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