martes, septiembre 09, 2014

¡Que tiempos aquellos!

Mucha gente se pregunta que cambios se han producido en Venezuela en los últimos quince años. Esta pregunta surge porque en los medios se repite que hemos vivido en tiempos de revolución y porque obviamente muchas personas tienen la curiosidad de saber cómo es vivir en revolución.

Antes que nada debemos decir que en realidad no hemos vivido una sino dos revoluciones: una de signo política, muy local y hasta folclórica y otra tecnológica, de signo global que ha unificado el pensamiento de los seres humanos a lo largo y ancho del planeta. 

Estas dos revoluciones hasta cierto punto se han complementado, pero también han suscitado una serie de tensiones ideológicas, pues la revolución política tiene su fundamento en el socialismo, mientras la revolución tecnológica se ha desarrollado dentro del concepto de un mercado global que responde a una ideología capitalista.

Pero sin entrar a discutir el fondo ideológico de las dos revoluciones entramos a considerar lo que era Venezuela hace quince años; el Estado venía de ser una estructura excesivamente desarrollada en los años ochenta, pero que iniciaba un proceso de descentralización en los años noventa. La dependencia del petróleo y de las industrias básicas era muy grande, pero no tanto como hoy día.

Hubo distorsiones económicas, la sobrevaluación del bolivar, las políticas cambiarías y la inestabilidad de los precios del petróleo asomaban una eventual crisis económica. Los medios de comunicación funcionaban como verdaderas empresas privadas; sin embargo en alguna medida eran controlados por los partidos políticos dominantes que hasta la caída de Carlos Andrés Pérez fueron AD y Copei. No existían las redes sociales y los canales internacionales de noticias tenían relativamente poca penetración.

La radio y la televisión respondían al sistema de concesiones, al igual que hoy día y las licencias eran muy limitadas, así que no habían grandes cadenas y los formatos eran principalmente musicales. La calidad dejaba mucho que desear, pues se buscaba llegar principalmente al target popular para ganar sintonía.

En las salas de cine al igual que hoy se exhibían las grandes producciones de Holliwood, dando escasa cabida a otro tipo de cine. El cine nacional se enfocaba a temas relacionados con la delincuencia y la vida en las barriadas. Las telenovelas ocupaban los espacios estelares de la televisión, los sábados habían programas de variedades que duraban horas, allí se presentaban desde los vallenatos más baratos hasta los grandes ídolos del pop mundial. El cable comenzó a desplazar a la TV nacional en los 2000.

La empresa privada era fuerte, la industria automotriz era de las más importantes en Latinoamérica, la industria de los electrodomésticos comenzó a desarrollarse, pero tuvo su ocaso a partir de los 90 com la globalización de la industria. Venezuela pudo haber competido com la industria mundial haciendo alianzas con las  empresas líderes en el mundo, pero el cierre del apoyo a la iniciativa privada cerró las puertas a las alianzas estratégicas.

La publicidad sufrió varios sacudones, la propaganda de licores y cigarrillos se limitó a partir de los ochenta y prácticamente desapareció en los noventa. El proceso revolucionario eliminó la publicidad de los camiones de transporte de mercancía y eliminó algunos símbolos icónicos de la ciudad de Caracas y ordenó hace poco tiempo todos los avisos del centro de Caracas. 

Lo que si es cierto es que nunca hubo escocés de productos ni racionamiento de energía o de gasolina. En los ochenta y los noventa los venezolanos de clase media viajaban mucho al exterior y eran conocidos como la tribu de los trabáratos porque era  compradores compulsivos.      

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