Cada vez que comienza un nuevo año especulamos sobre lo que nos depara el futuro, por lo general algunos de los pronósticos son acertados y otros no. No solo son vidente los que hacen los pronósticos, charlatanes de oficio que viven de la ignorancia ajena, al grupo de pronosticadores se han unido una serie de profesionales que desde las bases de las disciplinas que estudian se atreven a pronosticar ciertos acontecimientos en distintos campos como la ecología, la economía o la política.
En el campo de la economía hay una predicción hecha en el libro Breve Historia del Futuro, escrito en el año 2006 que nos da luces sobre lo que podría ser el mundo en lo que resta de la primera mitad del siglo XXI, aunque como predicción al fin los tiempos y los hechos podrían variar significativamente.
El autor, el francés Jacques Atalli, parte de un análisis histórico que le lleva a concluir que el mundo ha pasado de una etapa en que la dominación política se basaba en el control de los medios de producción dentro del más tradicional esquema capitalista a una en la que ese control está fundamentado en el control de los medios de información, lo que ha generado lo que el llama un hiperimperio , es decir una sociedad dominada por quienes controlan la tecnología de la información, esta situación se complementa con una reacción de ciertos grupos localizados que han iniciado ya un proceso que el autor denomina la hiperguerra y que no es otra cosa que una serie de acciones violentas en distintos lugares del mundo y que tienen por objeto destruir las bases de la sociedad occidental, su cultura, sus religiones y sus centros de poder.
Esta visión del mundo actual lleva al autor a predecir la destrucción del mundo, no solo por la acción de los grupos enfrentados, que dicho sea de paso no son ya los dos polos tradicionales, oriente occidente, izquierda derecha, sino una superestructura cuyo rostro más representativo está en los Estados Unidos, la Unión Europea y los demás países abiertamente capitalistas del mundo y en el otro lado una serie de actores de dimensiones no cuantificadas que se oponen al dominio del hiperimperio por motivos, culturales, éticos, religiosos y económicos, se trata del enemigo sin rostro del que hablaba George W. Bush, de pequeños países, organizaciones etiquetadas como terroristas, grupos guerrilleros y grupos religiosos que al no estar identificados no se someten a las reglas del derecho humanitario y libran una guerra sin cuartel contra y con objetivos difíciles de determinar.
En otras palabras nos encontramos inmersos en una guerra asimétrica, en la que subsiste un lado que sustenta su legitimidad en una supuesta institucionalidad global que no termina de tener suficiente peso en el concierto del mundo, pues es incapaz de poner freno a las violaciones masivas de derechos humanos, a las tiranías políticas, a las desigualdades sociales y a la destrucción del medio ambiente y por el otro grupos sin ningún tipo de reglas que en una especie de grito desesperado atentan contra cualquier objetivo que consideren pernicioso.
Leonardo Boff en su artículo de esta semana analiza las predicciones de Atalli, señalando que la hiperdemocracia, una nueva forma de contrato social que podría generarse de acuerdo al autor francés es la única vía para superar el avizorado colapso de la sociedad y la eventual destrucción de la civilización tal y como la conocemos, cosa que no estaría más lejana que en el año 2.050. No es esta una predicción que deba tomarse como cierta, pues una de las características del futuro es precisamente la incertidumbre, pero si estamos seguros de que si las cosas siguen el rumbo actual los tiempos por venir no serán fáciles.
¿Cómo evitar el desastre? Para hacerlo deberá crearse una conciencia global, fundamentada en un factor ya determinado, que no es otro que el respeto a la dignidad de los seres humanos. Esta premisa ha sido desarrollada a través de los derechos humanos, pero no puede decirse que hoy por hoy existe plena conciencia de ellos y de su aplicación por parte de los Estados que conforman la comunidad global. Estados como los Estados Unidos y Cuba se han negado a firmar tratados para la defensa de los derechos humanos en sus territorios, igual ocurre con la defensa del medio ambiente que es otro derecho humano y un factor que podría ser detonante del colapso.
1 comentario:
OLA Pepe, he visitado tu blog y encanta ese fondo "verde oliva", que refleja esa "milicia" que tienes dormida en el fondo del alma..
Tus articulos todos muy interesantes y este ultimo "Historia del Futuro", aborda el tema de la Guerra Asimnetrica; en que no estoy de acuerdo del todo con tus planteamientos.
Hay un tema de fondo, para cualquier Estado, es la defensa de lo que considera sus "intereses vitales" , que garantizan su superviviencia y es lo que mueve las relaciones entre los países.......En terminos de politica exterior es lo que han hecho las potencias en los ultimos 200 años...cada uno combinando recursos diplomatcios y militares, con resultados que hoy conocemos como el 11 de septiembre, etc.
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