En estos días las cosas en este país están mas bien tranquilas y esto parece estar preocupando a ciertos sectores. El Presidente lanzó por ejemplo el domingo pasado la especie de que existe un complot para asesinarlo, el cual está dirigido nada más ni nada menos por el propio George Bush, noticia esta que ha opacado la de las expropiaciones de apartamentos para ser asignados a los damnificados de la vaguada que hizo estragos en el carnaval y los días sucesivos, también ha opacado la noticia de la evolución del caso Granda y su supuesta conexión con el asesinato en Paraguay de la hija del ex presidente Cubas, también ha opacado las historia que han surgido del expediente del asesinato del fiscal Danilo Anderson, quien parece haber sido degradado a la luz de los hechos que publica la prensa de héroe de la revolución a funcionario corrupto al mejor estilo de la Cuarta República, también la noticia del plan magnicida ha relegado a un segundo plano todo el alboroto que se había formado por las invasiones de Carabobo, el plan del Seniat de multar a los ciudadanos que no presenten la factura de las cosas que tengan en la mano al salir de cualquier tienda del país. Creo pues, que los ciudadanos de este país debemos agradecer al Presidente por darnos de que hablar, pues todos esos temas que pasaron a segundo plano ya estaban llevándonos al cansancio.
Si las cosas siguen así recomiendo a los ciudadanos comunes, que para no aburrirnos, apelemos también a la imaginación y comencemos a crear nuestras propias fantasías. .Propongo por ejemplo volver a fundar la República del Este, esa entelequia que tanto sirvió a los intelectuales de los sesenta y de los setenta quienes para no aburrirse crearon un país imaginario a su medida, en el cual se nombraban gabinetes, se promulgaban Leyes acordes con las necesidades del país, se planificaban obras, y hasta se daban golpes de estado, todo a la luz de las lámparas de los cafés del bulevar de Sabana Grande remojando las ideas en cordiales tragos de cerveza o de escocés en las rocas. Otra alternativa para no dejarle todo el trabajo imaginativo al gobierno es la fundación de un nuevo partido comunista, pero uno que sea de verdad marxista leninista, que proclame los verdaderos principios de la lucha de clases y que denuncie toda farsa revolucionaria, un partido que ni por asomo se alíe con la oposición y mucho menos se adhiera a la tibieza los Bolivariana, un partido que postule los principios perdidos de los verdaderos revolucionarios de los años sesenta, ese partido deberá tener un líder incendiario que vuelva a dar sentido a las viejas consignas que se quedaron sepultadas bajo las ruinas del muro de Berlín, con un ideario que proponga la destrucción de las instituciones, no solos las de origen burgués que surgieron en la cuarta República y en las anteriores, sino las nuevas instituciones, que deberá decir, han resultado ser una copia al carbón de las primeras, una organización nueva que prometa dejarse de amenazar al capitalismo salvaje para erradicarlo de una vez y sin anestesia. No importa si este nuevo partido nunca se llega al poder, pues al final lo verdaderamente importante es demostrar que se es radical, que se está en un estadio superior de pensamiento, pues de eso se trata, no dejarle al Estado en cabeza de su máximo líder el derecho a imaginarse las batallas contra el imperio, la instauración del nuevo orden en el continente y por que no en el mundo entero.
Claro que entre las dos ideas que propongo para evitar el aburrimiento que causa la rutina revolucionaria me gusta más la de la refundación de la República del Este, pues responde más a la cómoda posición del bohemio que a la dura realidad del que lucha contra corriente y se inmola por los ideales y por proyectar su imagen de Quijote.
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