domingo, junio 08, 2008

Tiranía y globalización del derecho.

El derecho debe ser coercitivo, es decir debe ser un medio idóneo para obligar a los individuos a acatar las reglas impuestas por la sociedad, esto no es ningún secreto; para evitar que el estado sea juez y parte, como sucedía en los es los estados absolutistas surgió la separación de poderes; sin embargo, la imparcialidad del poder judicial no ha podido ser dotada de una norma que garantice que los vínculos con los otros poderes puedan influir en sus decisiones, echando por el piso toda su independencia.

Obviamente hace falta una instancia superior, extra estatal que ejerza algún tipo de control sobre las decisiones que involucren a los funcionarios del Estado. Mucho se ha hablado sobre la función que en este sentido pueden cumplir los tribunales internacionales, la competencia que tienen en materia de derechos humanos; sin embargo, es de esperar que este tipo de justicia esté sujeto a formalismos extremos, ya que de ser tomada a la ligera podrían comprometer la estabilidad de los Estados.

Por otro lado, la concepción del poder global en bloques con tendencias ideológicas de distinto sello hace que estas instancias judiciales puedan llegar a ser utilizadas para defender a uno u otro bando. Claro que con base en un sistema de leyes internacionales bien definidas tanto desde el punto de vista del derecho sustantivo como en la regulación del proceso mismo, este obstáculo estaría teóricamente salvado.

La concepción ética del derecho sustantivo, basada en los derechos humanos, parece en este estado no ser suficiente, el derecho a la vida, que debería estar en el cumbre de la pirámide es vulnerado impunemente por los Estados, bien a través de las situaciones bélicas, silenciosamente aceptadas por los tribunales, o bien por la aplicación de leyes penales en países que pregonan estar en el pináculo de la civilización.

Pero más allá del planteamiento del respeto al derecho a la vida, hay otros derechos como la libertad, la educación, el trabajo, el derecho a disentir y a expresar el pensamiento, y hasta el derecho a vivir en un medio ambiente apropiado a diario son vulnerados por los Estados impunemente.

En nombre de la soberanía, de la autodeterminación y la independencia de los Estados se abusa a diario del hombre mismo. Por eso pensamos que es la hora de hacer un planteamiento serio con respecto a una justicia internacional efectiva que vigile a los Estados y a sus gobernantes para evitar las tiranías y para garantizar los derechos individuales, de otra forma las cortes internacionales solo servirán para que sus titulares ostenten cargos burocráticos.

No podemos cerrar este comentario sin mencionar al Juez español Baltasar Garzón, quien ha sabido administrar justicia en el ámbito internacional en defensa de los derechos de su connacionales y por extensión de los humanos y de quien muchos esperan mas y aún así ya es un icono mundial en este campo.
Todo lo expuesto nos hace enfatizar la tendencia a la globalización del derecho en materias que involucran los derechos humanos, el genocidio, los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad.

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