Esta semana fuimos testigos nuevamente de la incontinencia verbal del presidente Chávez. En un mitin político de su partido en la ciudad de Puerto Cabello expulsó al embajador de Estados Unidos en Caracas como reacción a la expulsión del embajador de Bolivia en Estados Unidos, país este que inicio la cadena de expulsiones declarando persona non grata al representante diplomático del país del norte en la tierra de Evo Morales tras una semana de agitación política en el país andino, agitación esta que a decir de Morales contó con el apoyo del embajador norteamericano.
“-Váyanse al carajo yanquis de mierda,” fue la poco diplomática frase utilizada por el ahora Comandante en Jefe, Presidente del Partido Socialista y de la República Bolivariana de Venezuela, además de gestor de la Alianza Bolivariana para los pueblos de América, Alba, de Petrosur, Petrocaribe, Telesur, el Banco del Sur y otras tantas iniciativas que tratan de aglutinar alrededor de la revolución bolivariana a los países del subcontinente.
Obviamente los cambios que se vienen produciendo en Bolivia tocan intereses de empresas multinacionales, algunas de ellas con un buen porcentaje de capital norteamericano, como también muchos de los cambios ocurridos en Venezuela han tocado intereses norteamericanos. En Bolivia, es muy probable, que los ejecutivos de las empresas con capital norteamericano hayan presionado al representante diplomático de su país para que defienda los intereses de sus compañías.
Venezuela es un caso diferente, es proveedor del quince por ciento del petróleo que se consume en el país del norte, venta esta que representa cerca del ochenta y cinco por ciento de la factura venezolana, lo cual hace que exista una dependencia difícil de romper de inmediato, aunque es obvio que el gobierno de Venezuela ha estado buscando clientes en otras latitudes para su principal producto de exportación y Estados Unidos también ha hecho su parte para sustituir las exportaciones venezolanas.
Pero, viviendo, como vivimos, en un mundo globalizado lo predecible sería un mutuo entendimiento entre las partes, tanto en relación a Venezuela como a Bolivia. Venezuela es cierto que puede vender su producto en otros mercados, e incluso puede llegar al mercado norteamericano sin necesidad de mantener las mejores relaciones con ese país, pero lo sano es que no exista ningún tipo de traba diplomática para que los negocios fluyan como deben fluir.
Estados Unidos, por su parte debe medir también su actitud frente a los cambios políticos que se están produciendo. El desarrollo social de los pueblos latinoamericanos al final traerá bienestar al mundo entero. Entendemos que el adoctrinamiento y la propagación de las ideas marxistas crea un enfrentamiento de clases que no es deseable para ningún país y que este trae consecuencias no deseadas para el desarrollo de los negocios de los empresarios foráneos, pero también es cierto que a la larga los pueblos terminan tomando el rumbo correcto.
Si vemos la historia nos conseguimos que venimos de unas etapas de dominación feudal, esclavismo, monarquías absolutistas y otras formas de dominación que han sido superadas. El desarrollo de la democracia en los países que han tenido estructuras económicas mas sólidas ha sido relativamente pacífico, aunque esto podría ser discutible; pero lo que si es cierto es que hoy día no es concebible que los indios bolivianos o las clases bajas en países como Venezuela, Colombia, Ecuador, Brasil, Argentina, Paraguay, Nicaragua, y tantos otros no desarrollen procesos sociales que les permitan superarse socialmente.
Nada de lo anterior justifica actuaciones viscerales, estas nunca serán inteligentes, pero lo cierto es que las provocan. Desgraciadamente en las luchas de poder hay que pasar por etapas en las que los totalitarismos de un signo son sustituidos por los totalitarismos de otro signo para al final caer en cuenta que el problema no estaba en el signo que se defendía, sino en el totalitarismo mismo.
“-Váyanse al carajo yanquis de mierda,” fue la poco diplomática frase utilizada por el ahora Comandante en Jefe, Presidente del Partido Socialista y de la República Bolivariana de Venezuela, además de gestor de la Alianza Bolivariana para los pueblos de América, Alba, de Petrosur, Petrocaribe, Telesur, el Banco del Sur y otras tantas iniciativas que tratan de aglutinar alrededor de la revolución bolivariana a los países del subcontinente.
Obviamente los cambios que se vienen produciendo en Bolivia tocan intereses de empresas multinacionales, algunas de ellas con un buen porcentaje de capital norteamericano, como también muchos de los cambios ocurridos en Venezuela han tocado intereses norteamericanos. En Bolivia, es muy probable, que los ejecutivos de las empresas con capital norteamericano hayan presionado al representante diplomático de su país para que defienda los intereses de sus compañías.
Venezuela es un caso diferente, es proveedor del quince por ciento del petróleo que se consume en el país del norte, venta esta que representa cerca del ochenta y cinco por ciento de la factura venezolana, lo cual hace que exista una dependencia difícil de romper de inmediato, aunque es obvio que el gobierno de Venezuela ha estado buscando clientes en otras latitudes para su principal producto de exportación y Estados Unidos también ha hecho su parte para sustituir las exportaciones venezolanas.
Pero, viviendo, como vivimos, en un mundo globalizado lo predecible sería un mutuo entendimiento entre las partes, tanto en relación a Venezuela como a Bolivia. Venezuela es cierto que puede vender su producto en otros mercados, e incluso puede llegar al mercado norteamericano sin necesidad de mantener las mejores relaciones con ese país, pero lo sano es que no exista ningún tipo de traba diplomática para que los negocios fluyan como deben fluir.
Estados Unidos, por su parte debe medir también su actitud frente a los cambios políticos que se están produciendo. El desarrollo social de los pueblos latinoamericanos al final traerá bienestar al mundo entero. Entendemos que el adoctrinamiento y la propagación de las ideas marxistas crea un enfrentamiento de clases que no es deseable para ningún país y que este trae consecuencias no deseadas para el desarrollo de los negocios de los empresarios foráneos, pero también es cierto que a la larga los pueblos terminan tomando el rumbo correcto.
Si vemos la historia nos conseguimos que venimos de unas etapas de dominación feudal, esclavismo, monarquías absolutistas y otras formas de dominación que han sido superadas. El desarrollo de la democracia en los países que han tenido estructuras económicas mas sólidas ha sido relativamente pacífico, aunque esto podría ser discutible; pero lo que si es cierto es que hoy día no es concebible que los indios bolivianos o las clases bajas en países como Venezuela, Colombia, Ecuador, Brasil, Argentina, Paraguay, Nicaragua, y tantos otros no desarrollen procesos sociales que les permitan superarse socialmente.
Nada de lo anterior justifica actuaciones viscerales, estas nunca serán inteligentes, pero lo cierto es que las provocan. Desgraciadamente en las luchas de poder hay que pasar por etapas en las que los totalitarismos de un signo son sustituidos por los totalitarismos de otro signo para al final caer en cuenta que el problema no estaba en el signo que se defendía, sino en el totalitarismo mismo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario