El llanto es signo de impotencia, lloramos cuando no hay más opciones para resolver los problemas. Hace poco llamé a Colombia a una tía que tiene ochenta y nueve años y se encuentra recuperándose lentamente de una lesión causada por una caída, hablamos de muchas cosas, y por supuesto me preguntó por la situación del país, traté de no alarmarla, pero ella me respondió que allá las cosas estaban vueltas un estercolero, que todos los poderes estaban enfrentados y que nadie se salva de la corrupción, los que no tienen nexos con la guerrilla los tienen con los narcotraficantes o los paramilitares, no pudo contener el llanto, no pude menos que decirle al menos allá hay poderes que se enfrentan, aquí todos los poderes son uno solo.
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