jueves, abril 12, 2007

Bonomanía.

Las recientes emisiones de los bonos del Sur II y los bonos de PDVSA parecen estar creando una nueva fiebre entre los ahorristas venezolanas que puede servir de alternativa a la compra de divisas en el mercado paralelo para protegerse de la incertidumbre política que ha sido creada por la interpretación que algunos hacen del discurso oficial.Los bonos, quiérase o no son en esencia un instrumento para la fuga de capitales, pues todo quien los compra lo hace pensando en los dólares que obtendrá al momento de realizarlos, después los bonos pasarán a manos de inversionistas extranjeros para ser usados como instrumentos de especulación financiera.
De la colocación en el mercado secundario dependerá el valor real y el rendimiento verdadero que estos produzcan en las distintas bolsas en las que se coticen, mientras tanto nuestros flamantes inversores, entre los cuales hay profesores universitarios, empleados públicos, comerciantes, jubilados, empleados de la banca, banqueros, pequeños empresarios y hasta buhoneros, solo buscan obtener la ganancia que produce el diferencial cambiario. Para decirlo en buen criollo los bonos son un tiro al piso.
Pero el tiro al piso no solo es para los inversionistas, sino principalmente para los emisores, quienes a través de este mecanismo están consiguiendo un financiamiento fácil, sin mayores requisitos, hecho por inexpertos clientes cautivos que ven el provecho inmediato y que muy probablemente lo conseguirán. Los emisores, PDVSA y los gobiernos de Venezuela y Argentina en estos casos, están consiguiendo dinero fresco para financiar, en el primer caso las operaciones de nacionalización de los convenios operativos de exploración y explotación petrolera, y en el segundo el pago de deudas vencidas o por vencerse.Siendo esta la situación no es extraño que una de las primeras medidas que tomen las directivas de CANTV y la Electricidad de Caracas sea la emisión de nuevos bonos en dólares para pagar un virtual endeudamiento que pueda producirse en sus planes de expansión y el que le quede a sus accionistas por la adquisición de los paquetes que les den el control.

Este recurso, muy propio del capitalismo por cierto, dará como resultado que en el país habremos cambiado inversión extranjera por deuda externa, nada nuevo, pues esa fue la fuente de la “deuda eterna” que hemos venido arrastrando desde hace ya mas de treinta años, solo que ahora se está dando oportunidad a un grupo de compatriotas participar de una ganancia fortuita, como la es el provecho del diferencial cambiario, que de otra forma quedaría en manos de los especuladores internacionales. Es muy probable además que los operadores de bolsa recomienden a una buena parte de nuestros flamantes inversionistas a invertir el dinero que obtengan de los bonos nacionales en otros papeles que se cotizan en las bolsas internacionales resultando de allí un grupo de nuevos clientes para los portafolios internacionales que estos manejan.

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