Mis primeros recuerdos de la revolución cubana me llevan hasta los corredores de la vieja casona Villa Aidé en Bugalagrande donde mi padre pasaba largas horas escuchando los discursos de Fidel Castro trasmitidos en onda corta por Radio Habana Cuba, luego en mi mente aparece la imagen del temido paredón donde fueron fusilados cientos de cubanos opuestos al régimen revolucionario que se instaló en la Isla del Caribe.
Luego de una infancia feliz, recuerdo en mi adolescencia en Guanare los programas de Radio Habana que escuchábamos en onda corta, mientras en Venezuela, fue la época en la que leí el libro de Ernesto Cardenal “En Cuba”, era el año 1.973, Salvador Allende estaba por ser depuesto en Chile, el Movimiento al Socialismo tenia a José Vicente Rangel de candidato en Venezuela, se comenzaba a hablar de la posibilidad de llegar al socialismo por la vía democrática.
No tengo muchos recuerdos de la época de las guerrillas, si de las historias de la violencia en Colombia contadas por mi padre y mi madre y de los cuentos de algunos primos y amigos que se fueron “pal monte” en los sesenta y que terminaran pacificados en los setenta, los colombianos dando clases en las universidades nacionales y los venezolanos disfrutando del “discreto encanto de la burguesía”, como diría Luis Buñuel.
La revolución en los ochenta es vista a través del fracasado proceso del sandinismo en Nicaragua, mientras en Cuba se denuncia el irrespeto a los derechos humanos, los balseros huyen del totalitarismo y la escasez de artículos de primera necesidad, para buscar nuevos horizontes en el mundo capitalista.
Los noventa se inician con la caída de la unión soviética y la apretura de Cuba a la inversión extranjera, especialmente en el área de turismo mientras el bloqueo y la ausencia de la ayuda económica de los soviéticos ponen en alerta a los detractores de Castro esperando una debacle que ponga al traste al régimen como ocurrió en la URSS, pero a finales de la década asume el poder en Venezuela Hugo Chávez, quien sirve de apoyo al régimen castrista.
Hace un par de años la enfermedad de Fidel Castro hace asomarse una nueva crisis, finalmente el poder es entregado a Raúl Castro, hermano de Fidel. Hoy la revolución llega a cincuenta años, los sandinistgas han vuelto a Nicaragua, en Bolivia Evo Morales se ha declarado afín al régimen de Castro, Chávez sigue apoyándole y en Ecuador está por verse el nivel de respaldo a la revolución cubana.
Castro y su régimen quedaron marcados por su irrespeto a los derechos humanos, el pueblo de Cuba vive en medio de una dictadura de cincuenta años ya, la religión ha sido proscrita, la libertad de expresión prácticamente no existe, las nuevas generaciones se abren paso para ingresar a la nueva era de la informática a través de sus blogs clandestinos, los cubanos que vienen a nuestro país se maravillan de cosas tan simples como una olla de teflón o ña televisión por cable, pero la revolución se mantiene, como se mantienen en Cuba las desigualdades entre el común y quienes detentan el poder.
Luego de una infancia feliz, recuerdo en mi adolescencia en Guanare los programas de Radio Habana que escuchábamos en onda corta, mientras en Venezuela, fue la época en la que leí el libro de Ernesto Cardenal “En Cuba”, era el año 1.973, Salvador Allende estaba por ser depuesto en Chile, el Movimiento al Socialismo tenia a José Vicente Rangel de candidato en Venezuela, se comenzaba a hablar de la posibilidad de llegar al socialismo por la vía democrática.
No tengo muchos recuerdos de la época de las guerrillas, si de las historias de la violencia en Colombia contadas por mi padre y mi madre y de los cuentos de algunos primos y amigos que se fueron “pal monte” en los sesenta y que terminaran pacificados en los setenta, los colombianos dando clases en las universidades nacionales y los venezolanos disfrutando del “discreto encanto de la burguesía”, como diría Luis Buñuel.
La revolución en los ochenta es vista a través del fracasado proceso del sandinismo en Nicaragua, mientras en Cuba se denuncia el irrespeto a los derechos humanos, los balseros huyen del totalitarismo y la escasez de artículos de primera necesidad, para buscar nuevos horizontes en el mundo capitalista.
Los noventa se inician con la caída de la unión soviética y la apretura de Cuba a la inversión extranjera, especialmente en el área de turismo mientras el bloqueo y la ausencia de la ayuda económica de los soviéticos ponen en alerta a los detractores de Castro esperando una debacle que ponga al traste al régimen como ocurrió en la URSS, pero a finales de la década asume el poder en Venezuela Hugo Chávez, quien sirve de apoyo al régimen castrista.
Hace un par de años la enfermedad de Fidel Castro hace asomarse una nueva crisis, finalmente el poder es entregado a Raúl Castro, hermano de Fidel. Hoy la revolución llega a cincuenta años, los sandinistgas han vuelto a Nicaragua, en Bolivia Evo Morales se ha declarado afín al régimen de Castro, Chávez sigue apoyándole y en Ecuador está por verse el nivel de respaldo a la revolución cubana.
Castro y su régimen quedaron marcados por su irrespeto a los derechos humanos, el pueblo de Cuba vive en medio de una dictadura de cincuenta años ya, la religión ha sido proscrita, la libertad de expresión prácticamente no existe, las nuevas generaciones se abren paso para ingresar a la nueva era de la informática a través de sus blogs clandestinos, los cubanos que vienen a nuestro país se maravillan de cosas tan simples como una olla de teflón o ña televisión por cable, pero la revolución se mantiene, como se mantienen en Cuba las desigualdades entre el común y quienes detentan el poder.
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