jueves, junio 04, 2009

El magnicidio no es una fábula.

Esta semana el presidente Hugo Chávez denuncio ante la opinión pública un supuesto plan para derribar el avión que le iba a trasladar hasta El Salvador en donde pensaba asistir a la toma de posesión del nuevo mandatario Mauricio Funes, es la décimo séptima vez que en los diez años de gobierno de Chávez se anuncia un plan magnicida, lo cual le resta credibilidad a la noticia, pero no deja de preocupar el hecho porque el actual mandatario venezolano ciertamente es un blanco probable de un magnicidio.

Ya en una oportunidad un hombre de televisión venezolano dijo en Miami que la salida de Chávez pasaba por contratar un francotirador que pusiera fin a su vida, no sabemos si fue un macabro chiste, muy desafortunado por cierto, pero si sabemos que no es expresión del comportamiento pacifico que ha demostrado el pueblo de Venezuela durante estos años.

La factibilidad de la existencia de un plan magnicida no podemos dejarla solo a la ficción ni a la creación del aparato propagandístico del gobierno, tampoco podemos atribuirla a la paranoia del aparato oficial, pues en estos momentos hay intereses en el interior del país y también fuera de el que pudieran considerar una salida violenta al gobierno de Chávez.

La división de los poderes tiene como ventaja que no todas las culpas recaen sobre un solo hombre y este no es el caso de la Venezuela de hoy, Chávez ha venido acumulando poder y las decisiones legislativas y judiciales que han afectado a muchos ciudadanos pueden ser atribuidas a el, por esta razón no escapa de las posibilidades que los afectados piensen en la salida del magnicidio.

Pero los intereses que ha tocado Chávez no son solo los de unos pocos reos que con o sin razón han sido condenados por razones políticas o a un puñado de empresarios que han visto amenazadas sus inversiones por la política de expropiaciones que viene desarrollándose lentamente, sino que también trascienden las fronteras cuando el gobierno de Venezuela crea un bloque para llevar cambios radicales en países vecinos o cuando demuestra su simpatía por las causas de los guerrilleros en Colombia, los grupos extremistas en el medio oriente o cuando se pone del lado de Irán o de Corea del Norte en conflictos que muchos compatriotas ni siquiera comprenden.

Venezuela no tiene
una vocación violenta y eso ha quedado demostrado en estos años, por eso no creemos que su pueblo merezca las consecuencias de los hechos violentos que podría traer un magnicidio, por ello instamos a todos a buscar salidas pacificas a los conflictos que se han generado en los últimos años.

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