sábado, febrero 22, 2014

Hoy en Venezuela.

La señora Gloria.

La señora Gloria es la esposa de un jardinero en una granja en las afueras de San Cristóbal, ella  es una especie de Mafalda entrada en años, a pesar de no tener mucha instrucción opina sobre política, es critica y analítica, sus casi sesenta años no han pasado en vano y se reflejan en su rostro.  Se vino de Colombia hace más de quince años, quizá huyendo de la violencia o quizá de la miseria, aquí encontró paz, aunque no riqueza, sufre de la tensión y camina con permanente dolor por una lesión en una pierna. 

Es difícil mirar por los ojos de otra persona, pero voy a hacer el ejercicio de tratar de hacerlo, pues hoy estuve hablando con ella de los hechos recientes en Venezuela, me contó que lloró candado vio a Leopoldo López entregarse, también que llo hizo cuando murió Chávez, la semana pasada me dijo que le iba a enviar una carta a los estudiantes para que protestasen en paz, sin dañar nada.

Hoy la conseguí con una crisis de nervios, el sobrevuelo de los aviones de guerra sobre San Cristóbal, las barricadas en las calles, el fuego en estas, la presencia de los Guardias, las bombas, los rumores de todo tipo, la amenaza de poner preso al recién electo alcalde de San Cristóbal y la insistencia sobre un golpe de estado, pero su crisis también era  por la angustia de que sus pastillas para controlar la hipertensión se le habían acabado. 

Me contó que desde el martes no habían podido conseguir carne y están comiendo arroz y plátano, pero ya el arroz se les está acabando,  pero que ellos se confirman con eso. También supe que están pagando treinta bolívares por un kilo de arroz, antes lo compraban en 15, no se consigue aceite ni margarina, tampoco caraotas o pasta. 

Yo había comprado un kilo de carne molida y uno de costillas para sopa y lo llevaba para casa, le di la mitad, luego lleve a su esposo a comprar el medicamento que necesitaban, dos kilos de harina para hacer arepas y poco más. Ellos viven con dos hermanas, una sobrina y un hijo con problemas de salud. No se cuanto tiempo les durarán los abarrotes.

Por los ojos de la señora Gloria  las cosas seguramente se ven peor de lo que están, ella ha sufrido la miseria, lo poco que tiene es el abrigo de una casa ajena, el sueldo de jardinero de su marido, cuatro gallinas y seis bocas para alimentar además de tres perros que cuidan su casa. Como ella muchas personas están viviendo esta situación critica a través de sus ojos humildes del pueblo que a pesar de la angustia no pierden la esperanza de una vida mejor. 

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