Sin embargo, la situación actual parece ser mucho más grave de lo que era la de entonces, el poder legislativo ha decidido obviar algunas de las disposiciones constitucionales para aprobar y modificar algunas leyes, es el caso de la Ley del Tribunal Supremo, en la cual se obvio su carácter orgánico para poder ser aprobada por mayoría simple. También se ve situación semejante en la recientemente aprobada reforma del Código Penal que relaja normas constitucionales tales como la presunción de inocencia y el derecho a ser juzgado en libertad. Esta situación se agrava al haberse perdido la confianza en los demás poderes: Como sabemos el poder electoral, nombrado por el Tribunal Supremo de Justicia, supliendo un vació del legislativo, no solo ha sido cuestionado por una supuesta falta de imparcialidad, sino que también parece estar herido por falta de legitimidad al igual que el Tribunal Supremo de Justicia que fue electo, como señalamos antes, en el marco de una nueva normativa criticada por haber sido promulgada obviando las formalidades previstas en la Constitución. Dentro de este marco resulta interesante revisar la posición de Oswaldo Álvarez Paz en un artículo recientemente publicado bajo el titulo de Fracasó el régimen constitucional.
No voy a discutir si era pertinente o no el desplome institucional que parece haber sido orquestado desde el gobierno o si el tiempo de Oswaldo Álvarez Paz ya pasó. Creo que es importante tomar en cuenta esta opinión, por demás calificada desde el punto de vista de la formación jurídica y política de su autor, que señala que estamos frente a un hecho tan grave como el fracaso del régimen constitucional, y específicamente el de la Constitución vigente es decir la de 1999 o sea “La Bicha”. Si bien El artículo se refiere específicamente a una sentencia con muchas implicaciones políticas, como lo es la que deja sin efecto tres años después la sentencia del Tribunal Supremo referida a los hechos del 11 de abril, desde el punto de vista jurídico no solo es valida sino alarmante la preocupación ante lo que el califica como “monstruosidad” que “es la máxima proyección de un Poder Judicial interferido política y económicamente “, creo que vale la pena reflexionar en torno a su fondo, pues de lo que se trata es del desplome del sistema judicial del país con las implicaciones que ello con ello conlleva.
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