jueves, septiembre 13, 2007

El rumbo del país

Que la reforma Constitucional contiene puntos que alteran la estructura y principios fundamentales de la misma y se transforma el Estado y que por ende debe convocarse a una Asamblea Nacional Constituyente para redactar un nuevo texto, que si la reforma propuesta debe votarse en referéndum artículo por artículo o por módulos temáticos. Nada de eso tiene relevancia en estos momentos ante el curso que han tomado los acontecimientos.

La reforma de hecho tiene los elementos suficientes para cambiar el régimen del Estado Venezolano en un régimen socialista, también contiene cambios que modifican la estructura político territorial del país y otros que garantizan la permanencia del Presidente de la República por periodos mucho mayores que los establecidos actualmente, pero la situación actual del país nacional no permite que se pueda optar por una Asamblea Nacional Constituyente a no ser que el sector oficial decida que este es el camino que debe tomarse, esto por una sola razón: el gobierno controla todo los poderes públicos y obedece a una sola línea de mando.

Esta incontrovertible situación que somete al país a una sola directriz política es aun más grave cuando entendemos que el sector oficial está en condiciones de realizar o no el referéndum aprobatorio de la reforma en un momento dado, pues este depende de decisiones y procesos que son manejados por el poder legislativo y por el poder electoral, ambos controlados por el partido de gobierno.

La situación entonces es como sigue, si el gobierno llegase a tener dudas sobre los resultados de la consulta sobre la reforma, el referéndum simplemente o iría y se prorrogaría su realización. Esto quiere decir que la pelota está en manos del gobierno y cualquier defensa posible tendrá que pasar por desafiar la institucionalidad oficial.

El Estado tiene en este momento el control de un aparato propagandístico gigantesco además de recursos económicos mas que abundantes y una estrategia coherente para loigrar un triunfo estruendoso en el referéndum, esto sin contar que controla también el poder electoral, la fuerza armada y los medios de trasmisión de datos en el proceso automatizado de votaciones.

Pensar que la reforma constitucional pueda fracasar es ilusorio. La revolución seguirá su marcha y su legitimidad, al menos desde un punto de vista meramente formal, será evidente. Solo el pueblo puede cambiar el rumbo del país y allí está el verdadero reto.

1 comentario:

Jimmy Chimito dijo...

Muy lamentablemente, estás en lo cierto