viernes, octubre 26, 2007

Anguistia en el espejo.

Angustia, es la palabra que mejor define el sentimiento que embarga a una buena parte de la población. Un cambio radical en la Constitución ha sido propuesto, juristas, políticos, estudiantes, periodistas y ciudadanos comunes hemos hecho nuestras críticas y la refirma ha seguido su curso. Dos desenlaces son posibles y de allí la angustia.

El primer escenario, el más probable, dados los antecedentes, es que la reforma, con sus defectos de procedimiento y con las graves consecuencias de su contenido sea finalmente aprobada dentro del lapso previsto o unos días después.
El segundo escenario, menos probable dada la falta de organización de la oposición, es una rebelión espontánea de la población en contra de la reforma.

No sabemos si podeos confiar en las encuestas o en la opinión que generan los medios, pero percibimos que existe un rechazo fuerte al contenido de la reforma. El espejo de Cuba, que lo ha puesto el mismo presidente de la república, no es en el que nos queremos ver. Un régimen como el de Fidel Castro que ha sometido al pueblo de Cuba a vivir bajo los designios de un Estado que todo lo controla, en donde los ciudadanos son castigados por disentir, donde no hay cabida para la iniciativa de los particulares, no es lo que queremos para nuestro país.

Sabemos que hay cambios que son necesarios, porque queremos un régimen de justicia social, en el que quepamos todos, donde podamos transitar libremente por las calles sin temor a ser atracados o secuestrados, donde nadie sufra las carencias de alimentos, de asistenta médica, de educación para los hijos o de una vivienda digna.

Queremos un país donde reine la justicia social, con un gobierno en el que todos nos sintamos representados. No queremos violencia, queremos vivir en paz, pero entendemos que puede llegar un momento en el que las fuerzas sociales se desborden y ese momento pude llegar mas temprano que tarde si no se le da cabida al pluralismo y las voces de las gentes no son no es escuchadas, esa es la angustia que nos embarga
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1 comentario:

Gustavo Pérez dijo...

Aunque suene drastico, creo que la mejor solución al problema es que se desate una rebelión social que busque ponerle fin a las expectativas del presidente a convertir al país en una Cuba! saludos!