martes, octubre 23, 2007

Escaramusas.

Ayer en un programa de televisión analista político y ex ministro de Carlos Andrés Pérez, Armando Durán, nos alertaba sobre la posibilidad de un enfrentamiento entre las tropas venezolanas destacadas en Bolivia y el ejército regular de ese país. A nuestro humilde juicio, nada mas lejos de la lógica; las tropas venezolanas no se encuentran en Bolivia para enfrentarse con el poder constituido, ni el ejército boliviano tiene razón alguna para atacar a las tropas de Venezuela. Para llegar a un enfrentamiento se requiere que uno de los Estados como tal, es decir Venezuela o Bolivia decidan una acción en base a alguna hostilidad del otro y esto o ha ocurrido.

Lo que si está ocurriendo es que Bolivia vive un proceso de refundación a través de una Asamblea Constituyente que ha resultado difícil y que ha llevado a dos sectores de la población a enfrentarse. Venezuela, su gobierno específicamente, obviamente aspira que este proceso se concrete y que Bolivia siga los pasos de la revolución bolivariana, pero esto no implica que nuestro país o nuestro gobierno tenga derecho de imponer por la fuerza un sistema político a otro país. Pero el ejercicio de una acción bélica sería el error mas grande que Venezuela pudiese cometer, pues estaría dando pie a que en aras de la solidaridad con un país mas pequeño las fuerzas internacionales actuasen en su contra como lo hicieron con Irak cuando invadió a Kuwait.

Venezuela solo tomaría una decisión de este tipo si estuviese segura de tener un amplio respaldo en todo el continente, un respaldo popular contundente en Bolivia y en Venezuela o un fundamento de derecho internacional que justificase su acción. No conocemos la correlación de fuerzas que realmente pueda existir en Bolivia, pero el nacionalismo podría ser un trampolín que disparase un sentimiento anti venezolano, Venezuela se encuentra dividida en dos grupos aparentemente irreconciliables y aunque el gobierno aparenta tener mayoría la diferencia es poca. El continente está dividido también en dos corrientes, pero no hay garantia de un apoyo irrestricto a una aventura bélica de Venezuela por parte de quienes aparecen como amigos de su gobierno. En el campo internacional parece obvio que Estados Unidos no permitiria la intervención armada de nuestro país en otro Estado soberano.

La única posibilidad de que algo tan traído de los cabellos llegase a ocurrir es que el poder constituido en Bolivia pida la intervención de fuerzas extranjeras para defender su soberanía, esto obviamente está regido por convenciones internacionales y en todo caso se requeriría que la paz estuviese amenazada en el país andino. No podemos decir que un desenlace de fuerza sea imposible en Bolivia ante las controversias políticas que se han suscitado, pero creemos sinceramente que el fantasma de la guerra está muy lejos, menos de una guerra en la que intervengan fuerzas extranjeras.

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